La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El cuerpo pide abstención

Será cuestión de obedecer a la cabeza, no al cuerpo, y votar al menos dañino. Y si no hay elecciones, peor

Hace una década Leire Pagín dijo aquello de "les sugiero que estén atentos al próximo acontecimiento histórico que se producirá en nuestro planeta: la coincidencia en breve de dos presidencias progresistas a ambos lados del Atlántico, la presidencia de Obama en EEUU y Zapatero presidiendo la UE". Ahora la coincidencia, ampliada, se produce entre Trump, Johnson y Sánchez. Y no solo a ambos lados del Atlántico, también a ambos lados del Canal de la Mancha. Esto sí que es un acontecimiento histórico cuya importancia es proporcional al poder de las naciones que cada uno de ellos lidera. Lo de Trump es lo más decisivo por el peso internacional de los EEUU. Lo de Johnson le sigue en importancia por las consecuencias de la salida del Reino Unido de la UE. A la vez que la importancia de estos dos mamarrachos se iguala al degradar las dos democracias más antiguas y estables del mundo. Y en tercer lugar, porque solo nos afecta a nosotros, Sánchez. El político más limitado y mediocre que ha ocupado la Moncloa y casi con total seguridad -vía pactos o nuevas elecciones- va a seguir ocupándola.

El impacto global Trump y el impacto europeo Johnson empeorarán el impacto nacional Sánchez. Creo, sin pesimismo ni sectarismo alguno, que estas son nuestras perspectivas de futuro. Podrían desglosarse en las tensiones Estados Unidos-China, Reino Unido-Europa o Estado español-Cataluña, añadiendo el fantasma de la anunciada recesión mundial que ya asoma por Alemania. España deberá afrontar las consecuencias de los torpes y estúpidos, además de sucios, desmanes de Trump y Johnson; además de las de la recesión o la obcecación independentista catalana. Con Sánchez y su equipo al frente. Y con Iglesias, Rivera y Casado como alternativas. Es para temblar.

El cuerpo pide abstención si se convocan nuevas elecciones. Es lo que se merecen y la única manera que tenemos los ciudadanos de manifestar nuestro disgusto. Pero no es cuestión de caer en lo de "no me como el rancho, que se joda el capitán". Ayer escribía el compañero Eduardo Jordá que si nos abstenemos puede ganar el más calamitoso de los cuatro. Será cuestión de obedecer a la cabeza, no al cuerpo, y votar al menos dañino. Difícil asunto. Y si no hay elecciones, peor. Vienen tiempos recios para afrontarlos con un Gobierno débil presidido por un político del más bajo perfil apoyado por populistas y nacionalistas.

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