La esquina

josé / aguilar

ERES de lo más cutre

EL caso de los ERE es como un juego de matrioskas. Conforme se va conociendo el sumario que instruye la juez Alaya se desvela que cada muñeca escondía otra en su interior, no necesariamente menos grave y sustancial. A veces la matrioska más pequeña encerraba una corrupción de más envergadura que la que la cubría, pero a su vez ocultaba dentro de sí una muñeca más anecdótica y grosera. No había orden.

Primero fueron los intrusos. Era lo más llamativo: decenas de beneficiarios de fondos públicos destinados a trabajadores de empresas en crisis que nunca habían trabajado en ellas. Aparentemente, militantes del PSOE, familiares y amigos favorecidos por su cercanía a un poder político que se saltaba el procedimiento para repartir el dinero sin controles. Después se descubrió que el negocio más jugoso estaba en las sobrecomisiones cobradas por la tramitación de los expedientes, y ahí ya entraban consultoras, aseguradoras, bufetes jurídicos, sindicatos y testaferros (aparte del político o los políticos que manejaban las ayudas y que, como es lógico, también se ayudaban a sí mismos).

Ahora que la operativa ha sido desentrañada en sus rasgos fundamentales, el levantamiento del secreto del sumario desvela otra matrioska de perfil basto y chabacano. Una dinámica de enjuagues, chapuzas y trinques que entronca con la gran picaresca nacional, sin glamour ni distinción, con una galería de pillos que se buscaban la vida en los agujeros de la Administración y unas pillerías del siglo XXI que nada tenían que envidiar a las del Siglo de Oro. Todo cutre a más no poder.

Repasen la miscelánea del secreto revocado de los ERE: "¡Ojo!, señor especial" para designar al falso prejubilado que cobraba una póliza ilegal, las comisiones millonarias que una consultora repartía entre "los señores del Sur", los sobres de dinero entregados/recibidos en bares y hoteles cercanos al Parlamento andaluz, la Consejería de Empleo o la Dirección General de Trabajo, el indigente magrebí al que convirtieron en administrador (testaferro) de seis empresas pantalla, la enfermera jubilada que llegó a disponer de un patrimonio de 60 millones, el cobro de dinero de los ERE por un ex diputado socialista vasco, la madre del sindicalista presumiendo del dineral que le pasaba el hijo ("como para asar una vaca", dijo la mujer: pura España canina)...

Aparte de la estafa y el aprovechamiento, ¡qué cutrerío!

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