La bitácora

Félix De Moya

'daguilar'

EN estos días están teniendo lugar dos hechos que representan en alguna medida la culminación de un período de la vida de la Universidad de Granada que ha durado siete años y que coincide con el mandato del anterior rector, David Aguilar (en internet daguilar). El viernes pasado se colgó el retrato que tradicionalmente queda de cada rector en el Hospital Real (el mejor de cuantos cuelgan allí). Mañana en una cena los amigos y compañeros de la comunidad universitaria dirán adiós a quien fue su rector. Hasta aquí los hechos.

Yo le conocí hace ya demasiados años cuando él terminaba su licenciatura y yo empezaba la mía. Compartimos colegio mayor, él entonces no levantaba demasiado la cabeza del Harrison y yo acumulaba y combinaba admiración y envidia cada vez que pasaba ante la puerta de su habitación y le veía estudiando. A David, a diferencia de otros en aquellos años, cuando le tocó estudiar lo hizo y fue un ejemplo para quienes como yo nos quitábamos el pelo de la dehesa entre Melchor Almagro y Puentezuelas. Siempre he pensado que fue en aquellos años cuando muchos aprendimos a querer a la UGR y a desear quedarnos en ella. Granada era otra.

Después, cuando llegaron los años, ahora recién terminados, del rectorado conocí otro David. El seductor incansable capaz de hacer sentir a todos como si fuéramos lo único importante en el mundo en un bis a bis. El que quería que la UGR mejorara pero que no fuera a costa de salir del cargo con menos amigos que los que tenía al entrar. El que me enseñó, aunque yo no lo aprendí, que preocuparse por las personas también era hacer política. El que saludaba a cada uno preguntándole por la familia aunque la situación invitara a dejarse llevar por el vértigo del endiosamiento. ¡Qué suerte la tuya, teniendo siempre a tu lado a quien te recordaba de donde venías y a donde volverías!

En estos días, cuando todo empieza a resultar menos trascendente, vuelvo a recordarte representando orgulloso a tu universidad mientras sentíamos a nuestro alrededor el rumor del rencor, procedente de quienes nos consideraban un paréntesis en la historia reciente de la UGR. En estos días yo sólo quiero recordarte "humano, demasiado humano", luchando por conciliar el interés público con tu devoción por los tuyos, luchando contra tu escepticismo y el de todos. Aguardo el arranque de cordura necesario entre los políticos para no desaprovechar a alguien tan capaz de mirar al mismo tiempo tan lejos y tan cerca. Hoy, más que nunca, hasta siempre Rector.

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