El PSOE andaluz ha desarrollado un tic patrimonial sobre Andalucía; confunde al partido con toda la región. Así, en la firma de un texto del sector agrario para reclamar un buen resultado en la nueva negociación de fondos europeos ha dejado fuera al resto de fuerzas políticas. Los socialistas quieren, esta vez, unas elecciones separadas de las generales. Dicen que hace falta un debate andaluz. Un primer tema sería cómo impedir que el aparato de un partido se enmarañe con la administración de una institución.

Y hay otros. La legislatura termina en Andalucía con un claro déficit democrático. Ni Podemos ni Ciudadanos han entrado en los órganos de control de las instituciones de autogobierno recogidas en el Título IV del Estatuto, Cámara de Cuentas, Consejo Audiovisual... La radiotelevisión pública, medio muy útil para la propaganda gubernamental, está sin presidente ni director general desde hace muchos años: su consejo de administración es de la última mayoría absoluta de Chaves en 2008.

El propio Parlamento, pensado por los padres del Estatuto para que tuviese sesiones varios meses al año, se ha convertido en cámara a tiempo completo que legisla en exceso. Lamarckismo institucional, la función ha hecho al órgano. Así planteamos leyes regionales contra la obesidad, con tasas muy similares a Galicia, Asturias, Murcia, Aragón, Madrid y las dos Castillas. ¿Por qué no una ley europea? El Parlamento regional también ha producido leyes agrarias que han hecho más compleja la asignación de los fondos de la UE, lo que ha contribuido a que se haya ejecutado una mínima parte de las ayudas del Feader.

En la firma de la declaración sobre la PAC se ha repetido mucho que hay que evitar un recorte como en el anterior presupuesto: "no se le puede quitar a esta región y que suban todas las demás". Lógico, si no fuese porque Andalucía recibía una ayuda por hectárea que estaba por encima de la media europea, mientras el promedio español quedaba por debajo. En el futuro, seguirá reduciéndose la PAC, se igualarán ayudas y el cheque andaluz seguirá bajando. Aunque ahora en el discurso oficial no se podrá decir que "Rajoy nos roba".

Hay otros buenos temas de discusión para la campaña que se avecina. Por qué se mantiene la distancia de entre ocho y diez puntos de paro entre Andalucía y la media nacional desde mediados de los 80. Por qué persisten notables diferencias en renta per cápita y productividad. Cuál es la calidad real de la enseñanza, cómo mejorar el fracaso escolar, cómo incrementar la formación de los trabajadores. O si seguirá la presidenta sosteniendo que ya ha cambiado el modelo productivo porque exportamos más aeronáutica que aceite de oliva, ignorando el enorme potencial de crecimiento para la economía regional que tiene la agroindustria.

Y más: sanidad, inmigración, medio ambiente… Bienvenidas sean las elecciones y el debate andaluz. Hace falta.

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