Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

¿Nos dejarán ser libres?

El igualitarismo que defiende la carta de la señora Gimeno es cercenar la Libertad individual hasta aherrojarla

La Directora del Instituto de la Mujer ha dirigido una carta a un fabricante de placas de fantasía para niños, con dibujos infantiles y textos como "Aquí duerme un pirata" o "Aquí duerme la reina de la casa". Tras advertirle de que se ha recibido una queja, le recrimina su comercialización porque "se ofrecen versiones diferenciadas en función de si son para niños o niñas". En un delirante crescendo progresista la señora Gimeno proclama desde su púlpito gubernamental que "este tipo de diseños contribuye a fortalecer los estereotipos de género" y concluye, instando a la compañía a que tenga en cuenta estas observaciones para "contribuir a avanzar hacia una sociedad mucho más igualitaria para mujeres y hombres, lejos de roles estereotipados y discriminatorios".

Hay que dejar claro que en democracia, el gobierno no puede instar a nadie a dejar de hacer algo legal como diseñar las placas que le plazca. Ya decidirán los consumidores si quieren o no adquirirlas. Ni siquiera tiene derecho a recomendar nada a nadie pues cualquier documento de la Administración destila un cierto aroma coercitivo. Es inadmisible que ningún ministerio se arrogue la posibilidad de limitar un buen puñado de Libertades; la de empresa, la de elección del consumidor, la de educación en valores que corresponde a los padres o incluso la de expresión, porque nadie me puede imponer qué quiero ser de mayor. Yo quería ser torero. Lo mismo delinquí por ello y ahora soy blanco de la ira animalista.

En todo esto hay dos cuestiones a dejar meridianamente claras y en las que la decencia nos obliga a ser beligerantes. Si la progresía instalada en el Ministerio de Igualdad defiende que un menor pueda cambiar de sexo, resulta dictatorial que le prohíban sentirse corsario o princesa de cuento de hadas. Porque de ser así, no defienden la Libertad sino que imponen su visión del mundo. Ante eso, somos muchos quienes entre la igualdad y la Libertad, elegiremos siempre la Libertad. El igualitarismo que defiende la carta de la señora Gimeno no es la igualdad de oportunidades, ni la igualdad ante la ley, es hacer que nadie pueda descollar por nada, es cercenar la Libertad individual hasta aherrojarla, imponer un modelo de sociedad en el que seamos, en cada momento de nuestra vida, meros replicantes del arquetipo impuesto. La Libertad es un bien demasiado precioso como para dejarlo caer a los pies de estos nuevos inquisidores.

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