Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

Las derechas

Las caretas han caído. Ya no sería digno que ningún candidato de derechas elogiase a Azaña y visitase a Alberti

Edurne Uriarte, catedrática de Políticas y ahora candidata del PP, tiene escrito un libro al que puso por título Diez razones para ser de derechas y atreverse a decirlo. Hablemos, pues, de las derechas, en este caso en plural, ahora que tres partidos situados en ese espectro pueden volver a sumar aquello que Manuel Fraga llamaba la mayoría natural de los españoles.

La diferencia esencial entre las izquierdas y las derechas en estas elecciones es lo que, realmente, separa de modo histórico a estos dos grandes bloques: la igualdad económica, ya que la isonomía griega es aceptada por tirios y troyanos. El instrumento básico para aproximarse a la igualdad son los impuestos, porque son los vectores que transfieren rentas entre los ciudadanos. Las derechas sostienen que la libertad de empresa genera mayor riqueza y redistribuye de modo más efectivo entre las personas, de ahí que abogen por una menor intervención del Estado. En esta campaña, Ciudadanos, PP y Vox se han sumado a una bajada masiva de impuestos. Unidas Podemos y PSOE proponen el alza para aquellos contribuyentes que se escurren del sistema, caso de algunas sociedades mercantiles.

En las elecciones generales de 1977 y 1979, derechas e izquierdas empataron en votos, aunque gobernó UCD porque el sistema electoral beneficiaba a eso que se llama la España vacía y, entonces, eran las Castillas más conservadoras. En 1982, ganaron las izquierdas porque González arrasó con 10 millones de votos, y hubo que esperara al año 2000, en las segundas elecciones de Aznar, a que las derechas -en ese caso, ya única- volviesen a ganar en votos.

Este 28 de abril pueden volver a sumar más que PSOE y Unidas Podemos, al menos en votos, pero hay una diferencia respecto a todas las elecciones pasadas: por vez primera, un partido extremista, Vox, que se autodemina sin complejos, que lleva en sus listas a mandos militares que defienden a Franco y que ataca a las feministas por "supremacistas", lidera el pensamiento conservador. Hasta ahora, ningún partido de derechas se había atrevido a presentarse con un programa económico como el de Vox, que propone las salidas voluntarias del sistema público de salud y de pensiones, es decir, la privatización de quienes le convenga. De los que más aportan, se supone. Las caretas han caído. Ya no sería digno que ningún candidato del PP elogiase a Azaña, como hizo Aznar, ni visitase a Rafael Alberti en su último retiro.

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