Empieza el frío y con él las primeras gripes y otras afecciones a la salud relacionadas con el descenso de temperaturas. Como ocurre todos los años en estas fechas, se va a incrementar significativamente el nivel de estrés que ya tiene nuestra sanidad pública mermada por los recortes en presupuesto y personal. Y por si fuera poco el sufrimiento que esto supone para pacientes y profesionales, la llegada del mes de noviembre implica además que la Junta de Andalucía haya incumplido otro nuevo plazo en el proceso de desfusión hospitalaria. Quizás porque mantuvieron en las jefaturas a muchos pro-fusión y actúan a regañadientes, o sencillamente porque no dan para más; el caso es que la Consejería de Sanidad está posponiendo casi todos los plazos de la desfusión a marzo de 2018. Me pregunto qué pasará con sus dirigentes si no cumplen tampoco esa fecha límite…

Su estrategia parece clara: siguen vendiendo humo al mismo tiempo que arrecian los ataques contra los líderes de las protestas ciudadanas que llevan aguantando de todo desde las etapas iniciales de esta rebelión masiva pero pacífica. En este caso siguen pecando de ilusos al creerse que así van a reducir la indignación de la población, ya que, como siempre, están consiguiendo todo lo contrario. Sobre todo después de que hayan sobrepasado todas las líneas rojas llegando a algo tan inadmisible como que unos energúmenos amenazaran en su casa a la familia de Jesús Candel pintando una diana con la foto de sus hijos en el centro. Llama la atención cómo algunos, incluyendo el alcalde pro-fusión de Granada, se han atrevido a comparar esta auténtica barbaridad con calificaciones entre adultos, mientras muchos han mantenido un silencio cómplice.

Afortunadamente la fuerza del movimiento es enorme y las plataformas que defienden nuestra sanidad pública están formadas por excelentes profesionales de todos los ámbitos del sistema sanitario, y por organizaciones ciudadanas, incluyendo las que aglutinan a pacientes con necesidades específicas. Todo este saber experto está evaluando constantemente el proceso de desfusión hospitalaria, a pesar de que la Junta de Andalucía sigue siendo tan poco transparente en este asunto como en muchos otros.

La reclamación de una sanidad pública de calidad no va a parar. Si quiere recuperar algo de credibilidad en nuestra tierra, Susana Díaz tendrá que darse prisa en culminar la desfusión, y deberá demostrar nítidamente que en ese momento en Granada habrá dos hospitales completos con carteras de servicios diferenciadas y con la dotación de recursos humanos y tecnológicos que corresponde a las necesidades y a la calificación puntera que siempre ha tenido la sanidad pública en nuestra ciudad.

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