La mañana iba a ser 'un día más en la oficina' para los periodistas, recogiendo de manera más o menos incisiva el balance de los primeros 100 días de gobierno de boca del alcalde Luis Salvador y su socio Sebastián Pérez. Era un día para exhibir unión tras la tormenta del 2+2 y, al menos por un día, explicar a fondo el proyecto de ciudad de Cs y PP y repasar qué se ha hecho desde aquella mañana del 15 de junio. Pero habrá que esperar al jueves y, tras la tormenta de ayer, todo lo que Luis Salvador y Sebastián Pérez puedan hablar sobre el estado de la ciudad va a estar opacado por el nuevo capítulo de la 'casa de los líos' que se vivió ayer en directo. A estas alturas nadie debería poner en cuestión la legitimidad de Salvador para ser alcalde, al igual que no era lícito cuestionar a Paco Cuenca cuando gobernaba con ocho concejales. Es un pacto perfectamente legal, se haya fraguado en Tombuctú o en Madrid, por donde, no nos engañenos, han pasado todos los acuerdos que se han ido dando en el Ayuntamiento los últimos años. Pero, pasados cien días del bipartito, conviene que la ciudad y sus problemas regresen al primer plano de la vida política.

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