Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

Un director en la Transición

Melchor Sáiz-Pardo nos llamó a estimular la libertad y abrir el periodismo a la nueva sociedad plural

Cuando llegó Melchor Sáiz-Pardo, a sus 28 años, a dirigir el periódico Ideal, al que he dedicado casi medio siglo de profesión, tras abrirme Santiago Lozano las veteranas páginas para realizar labores de crítica musical, Festival, cultura, comentarios, etc. -por cierto con absoluta libertad, la que me dio Melchor y la que he recuperado en la década que llevo colaborando en las acogedoras páginas de Granada Hoy, desde la invitación de Ramón Ramos, continuada por Magdalena Trillo-, nos encontramos con un joven, culto e ilusionado profesional que nos llamó a estimular esa libertad, fundamental para un periodista, junto con la responsabilidad, la veracidad y la independencia, y abrir el periodismo a la nueva sociedad plural que se gestaba en España y, por supuesto, en Granada. Pronto desarrolló esa idea que traía de la Italia democrática y en esa etapa tengo que agradecer su amistad y confianza, hasta nombrarme redactor jefe y abordar área de pensamiento y opinión. Me recordó muchas veces que si alguna fuerza tiene el periodista es la fuerza de la razón. Le acompañé, en ocasiones, a visitar personalidades de la universidad, la política y la sociedad, a los que Sáiz-Pardo invitó a participar en las páginas de opinión que él abrió, hasta convertir la 'Tercera' de Ideal, en un referente en aquellos años de la transición, antes de aparecer nuevas cabeceras que enriquecieron el panorama periodístico local. Acudieron a su llamada firmas de la solvencia de López Calera, Vida Soria, José Cazorla, Andrés Ollero, María Izquierdo e infinidad del diverso espectro universitario, político, artistas y escritores, incluyendo a Onetti o Cela. Antonio Ramos, que vino con Melchor de Roma, escribía magistrales reportajes, buceando en la Granada olvidada: la de las víctimas del franquismo, el Lorca revivido en el '5 a las 5', en Fuente Vaqueros, cuyo pregón leyó Ladrón de Guevara, colaborador del periódico; los reportajes sobre los emigrantes andaluces, entre nuevas visiones de la sociedad, en la que Martínmorales ofrecía su genial mirada.

Tiempos difíciles, pero apasionantes. Recuerdo, hoy, 23-F, la noche del golpe de Estado de Tejero. Seguíamos en el periódico, junto al director, los hechos -que nos recordaban tragedias pasadas- cuando apareció una pareja de la Guardia Civil que no sabíamos si estaba allí para protegernos o para otras cosas si triunfaba el golpe, cuando en aquella época los que defendíamos la democracia recibíamos amenazas. El mensaje de Juan Carlos I nos tranquilizó.

El perfil humano y periodístico de Melchor ha sido ampliamente comentado. Hoy, trazo esta breve 'mirada' con dolor por la pérdida de un gran profesional y un querido amigo, ejemplo de la Granada renovada y abierta.

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