Es la economía

El periodo elecotral que se abre va a impedir el desarrollo de acuerdos para minimizar el impacto de la economía

Ayer tuvimos dos noticias económicas que inducen a la preocupación en relación al panorama de la economía nacional y cuyas consecuencias afectarán al conjunto de la ciudadanía y del tejido empresarial. Por una parte se conoció el enlentecimiento del crecimiento de PIB en el primer trimestre del año, que se situó en un 0,3% por la bajada del consumo sobre todo. Por otra parte, el Gobierno anunció una rebaja de su previsión de crecimiento del PIB para este año hasta el 4,3%, casi tres puntos menos que el 7% previsto en los presupuestos de 2022. A todo esto señalar, que aunque la inflación se modera, la subyacente sigue creciendo.

No soy un experto en la materia pero ello no obsta para percibir que con estos indicadores que aparecen en un momento de la política española que, con las próximas elecciones andaluzas del 19 de junio, inaugura un periodo de casi dos años de procesos electorales en el que se condicionan negativamente las posibilidades de soluciones acordadas y eficaces.

La economía y su impacto en las personas, las familias y las empresas forman parte del discurso político y de la conversación pública, tratando de influir en la valoración de la ciudadanía sobre las políticas gubernamentales. Y este periodo que se abre ahora, por el horizonte de varios procesos electorales, va a impedir seguramente el desarrollo de los acuerdos y los consensos que serían necesarios para minimizar los impactos y superar antes la situación.

En diversas ocasiones me he referido a la necesidad de un pacto de rentas entre empresarios, sindicatos y Gobierno para sortear los efectos de una alta inflación. También me he manifestado a favor de un amplio acuerdo de reformas rememorando los Pactos de la Moncloa de 1977. Soy consciente que son aspiraciones que probablemente no se vean cubiertas.

Pero dado que la economía está afectada tanto por factores externos que requieren un amplio acuerdo para dar la mayor solvencia posible a los posicionamientos en los ámbitos internacionales, como por retos estructurales propios que requieren algunas reformas, un panorama de desacuerdos políticos y sociales junto a un panorama de demagogia populista en los argumentos y propuestas, nos aleja del objetivo de bienestar al que aspira y tiene derecho la ciudadanía.

Ojo que así se agranda la distancia ente la política y la gente. Y puede llegar un momento en el que sólo se pueda llorar sobre la leche derramada.

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