¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

El efecto Murcia

Pese a su histórico recato, Murcia ha adquirido en estos últimos años un extravagante protagonismo político

Alguien dijo que Murcia era una catedral rodeada de casas. Olvidaba que también es su huerta mora, el Jumilla -aunque en esto hay división de opiniones-, Ramón Gaya y la flota de Cartagena. Pero es cierto que, tradicionalmente, esta región que se debate entre lo manchego, lo levantino y lo andaluz ha sido considerada como paradigma de la apacible provincia, siempre al margen de las grandes corrientes de la historia. Es por eso que Miguel Miura pensó en esta ciudad-región cuando creó al protagonista de Ninette y un señor de Murcia, elegía humorística del caballero gris de la clase media española seducido por las tentaciones del gran mundo.

Sin embargo, pese a su histórico recato, Murcia ha adquirido en los últimos tiempos un extravagante protagonismo cuyo clímax ha sido la moción de censura presentada el miércoles por el PSOE y Ciudadanos para desalojar al presidente autonómico y al alcalde, ambos del PP. Quién sabe si, en el futuro, esta pequeña perturbación en la próspera y tranquila huerta hispana será considerada por los historiadores como el disparante de un gran terremoto en la política nacional. Como nos enseña la física del caos y su famoso efecto mariposa, el aleteo de un lepidóptero en el Golfo de México puede terminar desencadenando un tifón en el Mar de China. No digamos nada cuando lo que se mueve es un señor de Murcia.

Por ahora hay más incógnitas que certezas. ¿Quién ganará en esta gran vendetta del centroderecha español? ¿Arrasará Ayuso en Madrid, como vaticinan las encuestas? ¿Aguantará el débil liderazgo de Casado estos movimientos tectónicos? ¿Ha iniciado Sánchez la ruptura definitiva con Podemos como paso previo a una convocatoria de Generales? ¿Estamos ante una redistribución del poder territorial? De fondo, una España atónita, sumida en una gran crisis sanitaria y económica que ve cómo su clase política se entrega a los juegos de guerra en el momento más inoportuno. Irresponsables son el PSOE y Cs por pulsar el botón nuclear de Murcia, e irresponsable es el PP por someter a Madrid a unas elecciones autonómicas que van a ser a degüello.

Lo decía el miércoles un profundo conocedor de nuestro sistema constitucional: esto se parece cada vez más a la Primera República. Es decir, que todavía nos quedan las cantonales (Podemos, aún en el Gobierno, empuja en esa dirección) y el golpe de Pavía, el espadón que dio nombre a los churros de pescado. Es el momento de tocar madera.

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