La chauna

José Torrente

torrente.j@gmail.com

Las encuestas

Se ven desmedidas euforias naranjadas en el ambiente sin esperar a que la realidad, la que cuenta, acierte con la previsión

El espacio electoral es el período ubicado entre elección y elección. Es el trayecto en el que se desarrollan acciones de gobierno y oposición, para lo bueno, lo malo y lo sospechoso. Es el tiempo de debate en tertulianés avanzado. Y de entrevistas políticas, la mayoría de autobombo y propaganda, que a veces por inoportunas, o infieles a lo políticamente correcto, pueden derivar en una polémica indeseada cuando se descubre la amagada verdad del político opinante.

Asimismo puede haber querellas y demandas, archivadas o en trámite infinito; nuevas corruptelas y abnegados corruptos; sondeos y senderos de opinión, cada vez más y más diversos, que parecieran estar hechos, más para condicionar la opinión pública que para conocer la opinión del público. Más que nada por el diferente resultado que ofrecen aun con los mismos protagonistas en liza.

Los partidos políticos que crean definitivos los veredictos publicados por las encuestas están destinados a ser carne de cañón del desengaño tras el recuento de las urnas. Aunque la labor continua del espacio electoral obliga a echarles un vistazo crítico que sirva de advertencia, bien es cierto que el voto de la gran mayoría de electores se decide más cerca de la jornada electoral que en el largo periodo que lo provoca. El halago de las encuestas favorables debilita la opción ideológica que las confía.

A un año vista de las elecciones municipales y autonómicas, y aún más largo tiempo para las generales, es temerario brindar ya con zumo de naranja ciudadano por un éxito que ven posible, pero que no es aún realidad. Se ven desmedidas euforias naranjadas en el ambiente, incluso se usan las encuestas para alardear de ese sueño, sin esperar a que la realidad, la que cuenta, acierte con la previsión. Ya pasó con aquella conquista de los cielos prometida por el violeta Podemos, con sorpaso incluido, que se quedó en un simple e incoloro reparto virtual de ministerios, de bochornoso recuerdo, por cierto.

Aún así no está demás tomar nota de las advertencias que traen los sondeos. Porque si Rajoy y Celia Villalobos siguen ayudando así a Ciudadanos, uno por relajamiento sucesorio y gubernativo, la otra por inoportuna y deslenguada, lograrán que acierten las encuestas. Y como dicen en el Cádiz chirigotero, "no está el Congo pa farolillos".

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