La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

¿Se equivocó Sánchez o su escriba?

Lo mejor de la cita errónea es que quien escribió el libro no le dijera a este rey que iba desnudo de saberes

Ni Proust en los miles de páginas de los siete volúmenes de En busca del tiempo perdido, ni Cervantes con su breve y soberbio autorretrato en el prólogo de las Novelas ejemplares, han logrado dar una imagen tan definida de sí mismo como Sánchez con su libro escrito por otra persona. En la prensa, tertulias y redes tienen ustedes toda la información sobre esta obra inmortal.

Mientras leía los resúmenes me vino a la cabeza el apellido Dantés. Dice Sánchez que sus referentes son Azaña y Willy Brandt como si fuera Leonardo Dantés -último hit, su oda al nudismo- reclamando como referentes a Sinatra y Jacques Brel. Y ajusta cuentas con su partido, Susana Díaz y los barones como si fuera el Edmundo Dantés de Dumas tras "resucitar" de la mortaja del abate Faria para tramar su venganza. Como de Dantés a Dante y dantesco va menos recorrido que de Fray Luis de León a San Juan de la Cruz, permítanme añadir que, dado que es posible que sea presidente del Gobierno gracias a la estrategia del miedo (¡que viene la manifacha trifálica!) y los apoyos de Podemos, Bildu y los independentistas, puede que en nuestro futuro esté escrito el "Dejad toda esperanza, los que aquí entráis" del inmortal florentino. Porque este autorretrato por mano ajena no revela precisamente una personalidad centrada, sincera, autocrítica e inteligente.

Con dos cosas me quedo. Con lo de Azaña, especialmente sangrante no por la talla histórica del personaje, sino por la literaria. ¿Ha leído Sánchez sus Memorias y Discursos políticos? Poca gracia le habría hecho a don Manuel, que tan bien escribía y tanto empeño puso en ser reconocido como escritor -"Cuidado con Azaña, es un escritor sin lectores. Sería capaz de hacer la revolución sólo para que le leyeran", escribió Unamuno- que lo citara como referente quien pide que le escriban los libros que firma. Y con lo adjudicar a San Juan de la Cruz la famosa cita de Fray Luis de León. No por el grosero error, sino porque el libro ha sido escrito por otra persona. ¿La escriba no se dio cuenta? ¿Y el corrector de la editorial? ¿O se dieron cuenta y no se atrevieron a decírselo sabiendo lo mucho que gusta de pelotilleros (recuerden a los ministros aplaudiéndole cuando volvió de anunciar la convocatoria de elecciones)? Quién sabe. Recuerdo el viejo chiste ruso: "Camaradas, Stalin ha muerto", dice uno. "Sí -contesta otro- pero, ¿quién se lo dice?".

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