Res Pública

José Antonio Montilla

montilla@ugr.es

El error humano

El diputado Casero salvó la convalidación de la reforma laboral y que no se tramite como proyecto de ley

No Las votaciones ajustadas en el Congreso siempre generan tensión. Y no tanto porque alguien pueda incumplir lo acordado. Eso no suele ocurrir. Los Sayas y García Adanero son excepciones. Sus señorías cumplen los pactos. Sin embargo, lo que resulta habitual, y no se puede controlar, son las equivocaciones a la hora de votar. Ningún resultado es seguro pues siempre es posible que alguien se equivoque. Y no sólo en las votaciones presenciales, también en las telemáticas. Sobre todo desde que, con la pandemia, las votaciones telemáticas son miles y, por Acuerdo de la Mesa del Congreso, se introdujo la confirmación telemática en lugar de telefónica. De hecho, el error en que incurrió el diputado del PP ha sucedido otras veces. Seguramente, al votar la convalidación del decreto ley y su tramitación como proyecto de ley lo hizo al revés. Con esto, el diputado Casero no sólo salvó la convalidación de la reforma laboral sino también que no se tramitara como proyecto de ley, lo que garantiza que no se toque el acuerdo alcanzado por los agentes sociales. También es habitual que, tras detectar el error, se intente cambiar el voto telemático o anularlo para hacerlo presencial, si aún no se ha producido la votación en el Congreso. El uso parlamentario en estos dos años de masivo voto telemático ha sido siempre el mismo. Se comprueba si ha existido un problema técnico y si todo ha funcionado bien, y se trata de un error humano, no se admite la anulación del voto emitido. Esto lo saben quiénes estos días anuncian la judicialización del asunto pues a algunos de ellos, y ellas, les ha pasado. Por tanto, no ha ocurrido nada diferente a lo habitual. El ruido deriva de la trascendencia de la votación.

Lo realmente novedoso en esa votación ha sido la actitud de los diputados de UPN. Tampoco son los primeros diputados que votan en contra de las directrices de su partido o de su grupo parlamentario. Lo excepcional es que hayan mantenido ocultas sus intenciones hasta el momento de apretar el botón, mintiendo de forma expresa tanto a su propio partido como a otros grupos políticos. Recordaba Edmundo Bal que uno de los diputados de UPN le confirmó esa misma tarde, "mirándolo a la cara", que votaría "si". Como esos dos votos cambiaban la mayoría prevista, se trataba de una celada. Nunca conoceremos todos los detalles y motivaciones de esa actuación. Obviamente, lo que digan los diputados de UPN carece de credibilidad, dado su comportamiento. Lo único que sabemos es que esa trama para derribar la reforma laboral fracasó por un error humano.

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