Mirada alrededor

Juan José Ruiz Molinero

jjruizmolinero@gmail.com

La españa que nos merecemos

Ni la de Sánchez-Iglesias y menos la de 26 millones de fusilados que dicen desear militares retirados

Ver a Pedro Sánchez, en una de sus homilías, retratado delante de una enorme pancarta con el lema La España que nos merecemos suena a cínico desplante con doble sentido: Es la España que os merecéis, cretinos. Para contrarrestar este estúpido eslogan, se ha divulgado un chat en la que mandos militares retirados propugnaban por una vuelta a la dictadura franquista, fusilando a "26 millones de hijos puta". Si son ciertos estos chat, no representan a las actuales Fuerzas Armadas que han dado ejemplo de su respeto a la Constitución, a la democracia y a las leyes. Precisamente habrá que recordar que fue Juan Carlos I quién abortó, con su llamada a la obediencia, el intento de Golpe de Estado del 23-F de 1981 que hubiese sido una vuelta al pasado y un probable derramamiento de sangre.

Mañana se conmemora un nuevo aniversario de la Constitución que la mayoría de los españoles suscribimos como respuesta colectiva de convivencia, libertades y democracia que el nefasto régimen franquista había borrado, tras una cruel guerra civil y una feroz represión que mostró el rostro cainita de un país que en pocas ocasiones ha vivido en libertad y fraternidad como lo ha hecho en el actual periodo. Es la España que merecíamos, en donde hemos avanzado con distintos gobiernos, aceptando divergencias, respetando la riqueza y diversidad de nuestra cultura. Los comentaristas de esta etapa nos hemos encontrado con fanáticos diversos, asesinos de inocentes, como ocurrió con los etarras, hasta hace poco, y, al comienzo, con criminales autores de la matanza de abogados laboralistas en Atocha; junto con personas generosas, incultos adoctrinados por el poder y hombres y mujeres ilustrados que utilizaban la política como arma democrática de interés colectivo, aunque también muchos se han enriquecido con ella. Hemos denunciado todas las tropelías y a los nacionalismos extremos que intentan descuartizar un país, sin tener que pagar por sus graves delitos.

La historia de estas décadas está escrita. Pero ahora preocupa que un desconocido PSOE, fundamental en la transición democrática, se vea secuestrado -expresión utilizada por Otegui- por oportunistas que creen haber alcanzado el cielo con el poder y un lujoso caserón y los mencionados descuartizadores de la rica España para crear una conjunción de repúblicas bananeras catalana, vasca y las que haga falta. En este no puente de la Constitución es sano recordar que puede no ser objeto de deseo la España de Sánchez-Iglesias, pero mucho menos la de los 26 millones de fusilados, para repetir nuestro repugnante pasado cainita. Haría mal el Gobierno en tachar a todos sus opositores de seguir las siniestras ideas de estos individuos, bajo otro eslogan: Yo o el infierno.

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