La política tiene sus tiempos, pero hay lugares y personas con los suyos propios. La convulsión de los últimos años ha hecho que la ciudad de Granada sea un punto caliente y difícil para afrontar unas elecciones municipales y en el Partido Popular saben que se la juegan, porque es ahora o nunca. Es el momento de aprovechar el viento electoral favorable, mediante una candidatura fuerte y consistente, que permita hacer borrón y cuenta nueva, y acabar así con siete años de escándalos, peleas internas y saltos al vacío. O, en caso contrario, dejar que el PSOE mantenga esta importante plaza. La apuesta por Marifrán Carazo para liderar esa candidatura parece clara. Lo saben todos, pero aún no es oficial, a pesar de que apenas quedan cinco meses para la cita electoral. ¿A qué espera el PP, o Juanma Moreno, para despejar esa incógnita? No mucho.

Según está previsto, no nos comeremos las uvas sin que el nombre de la candidata de Granada sea oficial mediante un anuncio del partido regional, que se espera del propio presidente. Está tardando pero nadie cree que la duda se mantenga hasta el gran acto nacional de enero, en el que Alberto Núñez Feijóo presentará a su medio centenar de candidatos a las principales ciudades españolas. Para entonces, el secreto a voces de Granada debe de haber dejado de serlo.

La demora del PP en dar a la ciudadanía un nombre y una cara para disputar la Alcaldía de esta ciudad al socialista Paco Cuenca tiene mucho que ver con la persona y sus circunstancias. La actual consejera de Fomento está lejos de ser una desconocida a la que haga falta promocionar con mucha antelación y es precisamente el cargo en la Junta su mejor baza para estar presente en el día a día. Es lo que permite sostener una curiosa situación preelectoral. En estos meses y cada vez más, es raro el acto institucional, empresarial o social al que no asistan el alcalde, Paco Cuenca, o la consejera Carazo. O los dos juntos, cada uno en su papel y todos con la convicción de que se medirán muy pronto en la Plaza del Carmen.

Cada vez que la posible candidata popular da un discurso en la ciudad, los asistentes intentan leer entre líneas. A veces es evidente que ella mismo participa en esos guiños, con sus habituales frases del tipo “estoy centrada en Granada”. Pero hay otros mensajes mucho más interpretativos. Por ejemplo, este viernes, en la presentación del plan estratégico de Sierra Nevada, Carazo hizo una pausa solemne y luego dijo: “El camino está trazado”. Como quien se marcha a un largo viaje y quiere dejar sus asuntos bien resueltos.

Otro aspecto significativo es que la confrontación que empezó a despuntar hace meses, entre él como alcalde y ella como miembro del Gobierno andaluz, se ha apagado mucho en estas últimas semanas, al menos de forma pública. El consenso institucional alrededor de la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial (AESIA) ha suavizado mucho cualquier conflicto, e incluso, una vez conocida la decisión del Gobierno, se mantiene esa imagen de unidad ante el agravio, a pesar de que ya hay algunas voces en el PP que cargan contra el alcalde por no haber sabido pelear con los de su propio partido. Este asunto podría ser un arma electoral muy arrojadiza. Aunque veremos hasta qué punto, porque todo apunta a una campaña de magia blanca.

Marifrán Carazo es una política pausada, sin arrebatos de agresión verbal al adversario, como ya se vio este mismo año en la campaña de las autonómicas, en las que ella encabezaba la lista por esta provincia y resultó ganadora con el estilo de ir a lo suyo, sin depellejar al adversario. Y eso que en frente tenía al poderoso Noel López (PSOE) y a la impetuosa Macarena Olona (Vox, para entonces). Por su parte, Paco Cuenca ha aprendido que le va mejor si aspira a ser el Juanma Moreno de Granada, ese político que gobierna sin estridencias y que aspira a extender su arco político de izquierda a derecha. Lo mismo se pone a la cabeza de una manifestación popular que hace guiños a empresarios y estamentos tan tradicionales como el judicial. En la confrontación directa con la actual consejera de Fomento, ahora mismo tiene poco que ganar.

Ya pocos dudan de que sea Carazo la próxima candidata del PP en Granada y hasta los empresarios se resignan a perderla como consejera de Fomento, porque entienden que su gestión ha sido muy beneficiosa para impulsar el sector de la construcción, que necesitaba con urgencia actuaciones de calado, como la reforma legal, la agilización administrativa o el empuje a la inversión pública. Otro motivo para no tener prisa en el cambio de rol político. Dicen que el presidente Moreno es poco amigo de los terremotos y una crisis de su reciente Gobierno era el factor menos favorable para decidirse por Marifrán Carazo. El presidente andaluz demostrará el grado de importancia que el partido concede a la Alcaldía de esta ciudad. Veremos si entiende que Granada bien vale una misa... O una consejera, en este caso.

Sondeos y listas

En estos días algunos granadinos han participado en una encuesta telefónica de sondeo político en la que se les preguntaba por su grado de conocimiento de algunos nombres del PP. Por supuesto, una de ellas es Marifrán Carazo, y otros serían la actual directora de la Alhambra, Rocío Díaz, y el concejal y portavoz del PP en el Ayuntamiento de la capital César Díaz. Aunque no se puede descartar que otros partidos estén sondeando a la figuras de la competencia, lo normal es pensar en una consulta del propio PP, que permita avalar con datos una decisión política que ya se da por tomada.

También hay que contar con que, además de pensar en la cabeza de cartel, todos los partidos están ya en ebullición, con nombres que suenan y se evalúan para configurar las listas electorales. Aunque parezca muy prematuro pensar en eso sin tener siquiera una candidata oficial, en el PP ya se habla de un baile de nombres para hacer una gran renovación del actual equipo municipal. Los hay que ya tienen prometido otro cargo en la Junta, pero en Sevilla. Y también hay ciertos delegados actuales -los de más confianza de Carazo- apuntando a la Plaza del Carmen. Con otras elecciones generales también a la vuelta de la esquina, la selección de quienes serán los fieles escuderos -los primeros puestos de la lista municipal- puede ser más trascendental que nunca. Por ahora lo dejo ahí.