La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La espita la abrió Pedro

Le fue bien al Gobierno gracias a una doble paradoja: otra vez hubo deslealtad de sus socios y respaldo de la oposición

La semana que acaba ha fortalecido notablemente la posición del Gobierno de Pedro Sánchez. Todo le ha ido bien a costa de una paradoja de dos caras: sus socios de investidura se han evidenciado como menos leales que quienes la rechazaron y se ha derruido su artificio de una oposición negativa y antipatriótica que no arrima el hombro y es rehén de la ultraderecha.

Pedro ha estado a punto de convencer a los españoles de que su gestión de la epidemia ha sido inmejorable, que donde ha habido más problemas ha sido por culpa del Partido Popular (Madrid) y que Pablo Casado rechaza su mano permanentemente tendida. Pero sus argumentos son pobres: apenas el tono áspero y duro del propio Casado y las lamentables intervenciones de Cayetana y Teodoro. Por pura conveniencia, el líder socialista le da más importancia a lo que dice el PP que a lo que hace. Para fabricarse un enemigo fácil de batir.

¿Qué es lo que ha hecho el PP? Sánchez pone el foco en que no ha respaldado las últimas prórrogas del estado de alarma, pero no en que apoyó las tres primeras, cuando la situación sanitaria era peor. Y quita el foco de todo aquello en lo que los populares han sido constructivos y más leales que sus aliados. No dice nada del apoyo al ingreso mínimo vital, al decreto de la nueva normalidad sanitaria, a la candidatura de la ministra Calviño a la presidencia del Eurogrupo o al rechazo a la investigación parlamentaria sobre Felipe González y los GAL (promovida por sus amiguitos externos y avalada por su vicepresidente, que también se quiere llevar por delante al rey emérito).

En la construcción de este imaginario de una derecha cavernícola, retrógrada e intransigente, más pendiente de Vox que de España -que "abre la espita" a pactos no deseables, como dijo él mismo cuando negoció con los herederos de ETA sobre la reforma laboral-, se puede vislumbrar una justificación retrospectiva: fue por la actitud del PP por lo que hubo que sacar adelante la investidura con nacionalistas, separatistas y antisistema. Falso de toda falsedad. A las 48 horas de las elecciones de noviembre ya había firmado el pacto de coalición con Pablo Iglesias, repartido el poder con él -una vez conciliado el sueño- y tendido la mano con generosidad a esos compañeros de aventura que ahora lo dejan tirado una y otra vez para que lo salven el PP y Ciudadanos.

La espita la abrió él voluntariamente desde el minuto uno y creo que la va a mantener abierta. Ese ha sido siempre su proyecto.

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