Crónica Personal

Los estudios de la Princesa de Asturias

Siempre habrá quien lo critique, pero los Reyes, como cualquier padre, tienen derecho a elegir la educación apropiada para sus hijos

La decisión se ha meditado durante mucho tiempo. La educación de un futuro rey o una futura reina es asunto de Estado, hasta el punto de que cuando llegó el momento de diseñar la del príncipe Felipe, don Juan Carlos consultó a miembros de las instituciones y personalidades de la vida cultural y política española antes de determinar dónde debía finalizar el bachillerato el heredero y qué haría a continuación. Hubo consenso en que tendría que recibir formación militar, ya que un día sería Jefe de los Ejércitos, y tanto don Juan Carlos como doña Sofía también querían que fuera a la universidad. Con 15 años lo mandaron a un colegio canadiense, el Lake Field, de donde regresó más maduro y con un francés perfecto. El inglés ya lo tenía.

Los Reyes han decidido que doña Leonor haga los dos cursos de bachillerato en un colegio de Gales con experiencia de alumnos de casas reinantes y con apellidos importantes, una oportunidad de conocer distintas culturas y de ampliar campos de formación. Siempre habrá quien lo critique, pero los reyes de cualquier país, como cualquier padre, tienen derecho a elegir la educación que consideren más apropiada para sus hijos. En este caso, al tratarse de la futura reina, era obligado comunicarlo al presidente del Gobierno y así lo hizo don Felipe.

Los de siempre pondrán el acento en el coste del internado y en el hecho de que la Princesa complete sus estudios en el extranjero. Si supieran los españoles cuántos políticos de izquierdas llevan a sus hijos a colegios privados, y cuántos a colegios extranjeros de precios inalcanzables para la mayoría de los españoles... Entre ellos, alguno, o alguna, que probablemente dedicará su columna periodística a los estudios de la Princesa en Gales. Por cierto, miserable el titular de TVE, televisión pública, al dar la noticia: Leonor se va de España, como su abuelo. En cualquier país democrático, que España lo es aunque al vicepresidente Iglesias no le parezca, ese titular infame provocaría ceses fulminantes. Por mendaz y por tendencioso.

Con la educación de un futuro rey o reina no se puede hacer demagogia. Es obligado que sea la mejor y debe incluir formación militar, internacional y también universitaria. Si puede completarse en alguna universidad extranjera, además de una española, mejor.

Una educación cara, pero que no tendrá coste para el erario público porque la costearán sus padres con la asignación que les corresponde. Asignación que reciben también los presidentes de las repúblicas, por si alguien pensaba lo contrario. En algunos casos, bastante superior a la de los reyes españoles.

Cuanto más amplia sea la formación de la Princesa, más garantías existen de que acertará como Reina.

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