Una explosiva afrenta

En la praxis política dos más dos no son cuatro. Dos más dos es la base de un problema municipal, por ahora irresoluble

No deja de llamar la atención el uso que de la palabra ciencia se hace a veces, en vez de emplear esa otra, que evoca menos rigor, menos método y más creación, como sería arte. Tal podría ser el caso concreto, pero injustificado, de la expresión ciencia política, por arte política.

La observación diaria de los que se dedican a la cosa pública y sus actitudes ante situaciones o problemas si no iguales, sí muy parecidos, nos muestra claramente que, ante una misma realidad, las recetas que proponen unos y otros no sólo son distintas, sino en muchas ocasiones distantes y hasta antagónicas, de forma tal y manera que esa diversidad llega a provocar en muchas ocasiones el escepticismo entre la ciudadanía y sumado esto a la frecuente ineficacia práctica de los remedios propuestos, nos viene a dibujar, socialmente, la figura del político cargada como de un aura de charlatanería, que explicaría parte del descrédito que padecen muchos de nuestros mandatarios públicos.

Ya vemos que, por poner un ejemplo, en la praxis política dos más dos no son cuatro. Dos más dos es la base de un problema municipal, por ahora irresoluble. Y si alguien lo duda puede informarse en el Ayuntamiento de Granada. En la Alcaldía de Granada, por ser algo más concretos.

Vamos camino de cuatro meses -sólo faltan quince días- desde que los ciudadanos fuimos convocados a las urnas para elegir a nuestros representantes municipales. Y aparte de la anecdótica circunstancia de que, para el Consistorio de Granada, concurriesen nada menos que diez y ocho candidaturas; para veintisiete escaños; los resultados y las proporciones de los mismos hicieron poco menos que imposible la constitución de una mayoría homogénea que permitiese una alcaldía con apoyos suficientes, estables y perdurables, a no ser porque, casi llegándose a obviar el criterio de partidos, sustituyéndose por el de sectores ideológicos, se pudo alcanzar la presidencia de la Municipalidad porque la derecha -el centro derecha, dicen algunos- hizo bloque y apoyó a Luis Salvador, de Ciudadanos, cuando éste sólo contaba con cuatro escaños ciertos en los que apoyar coherencia, perdurabilidad y futuro.

De ahí que, en arte política, el orden de los sumandos sí altera la suma. Por eso, Sebastián Pérez, líder del partido mayoritario -el PP- en la derecha municipal granadina, sostiene que la suma no son cuatro, sino eso, dos años de alcaldía para Salvador más otros dos para el propio Sebastián Pérez, según pactó momentos antes de aquel pleno él mismo con el ahora alcalde, tras un solemne apretón de manos entre caballeros -se supone- y ante testigos. Lo de los acuerdos secretos en Madrid, podrían ser considerados hasta de explosiva afrenta para Granada y los granadinos. ¿O no?

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