Perdiendo el norte

Estado fallido

Ni los gobiernos de Moreno ni Sánchez han optado por establecer medidas concretas de control ante la sexta ola

Alguien en su sano juicio podría pensar que la Junta de Andalucía iba a adoptar alguna medida de restricción de actividad en pleno pico de la sexta ola de la covid cuando el presidente pronunció su mensaje de fin de año desde un bar granadino? No digo que haya que restringir la actividad de la hostelería y el ocio nocturno, pero desde luego la administración andaluza ha optado, como el Gobierno de la nación, por no hacer nada.

Moreno ha aprendido de Madrid: hay que tratar bien a los bares. Tanto, que los bares están encantados con Moreno. Pero es muy curioso: tras el discurso del presidente desde la taberna granadina Granados, los mismos que mostraban en público su satisfacción por este detalle 'tan bonico' son los mismos que se olvidaban de que el mismo protagonista había anunciado en noviembre de 2020 (hace 14 meses) ayudas específicas para la hostelería granadina por los cierres específicos en Granada en plena segunda ola. Aquellas ayudas nunca llegaron y quienes tenían que pedirlas, callaron. Ahora se sienten pagados por un discurso oficial con cerveza en una barra centenaria.

Sea como sea, ni los gobiernos de Juanma Moreno ni Pedro Sánchez han optado por establecer medidas concretas de control ante la sexta ola. Sánchez no ha tenido a bien renovar el fondo-sanitario-covid para las comunidades pero Bonilla tampoco se ha despeinado a la hora de desmantelar el sistema sanitario en pleno pico de contagios. Y tan frescos, ¡vamos!.

Si usted duda de lo que creo que es una dejación de funciones flagrante, lea el último comunicado de la Junta a raíz de la reunión del comité regional de alertas de esta misma semana. Si no lo ha visto se lo resumo. La Junta ha dicho: 'esto está 'mu' mal y nosotros no tenemos medios no ya solo para hacerle el test de detección del bicho: ni siquiera para atenderle ni para darle una baja ni para hacerle un seguimiento (quizás dentro de una semana recibirá una llamada cuando ya esté o muerto o curado)'. Añade: 'mejor se queda usted en casa y si se pone peor, ya verá usted lo que hace. Y si se muere, ya irá alguien a recoger el cadáver'. Así de crudo, pero así de real.

Si la realidad que estamos viviendo y si el comunicado del último comité de alertas se estuviese produciendo o saliese de un país al sur de Marruecos, la valoración estaría clara: proviene de un estado fallido. Pero aquí somos modernos, el gobierno mola, el consejero es campechano y bonachón; y el presidente nos habla desde los bares. Menos mal: estamos salvados.

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