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Las empinadas cuestas

amparo / rubiales

El feminismo como respuesta

EL silencio de la ministra Ana Mato, desaparecida en su "particular combate", ha permitido la ocultación del discurso de la igualdad y favorecido las regresivas políticas del Gobierno. Su incompetencia y las consecuencias de la crisis parecían sus aliados, pero la ciudadanía va siendo más consciente de la gravedad de las reformas proyectadas: aborto, educación religiosa y segregada, incremento de la violencia machista; el aguante social se desborda, provocando un importante resurgir de los movimientos de defensa de los derechos de las mujeres y del feminismo como respuesta, aunque el neomachismo lo ridiculice.

Feminismo ha existido siempre con diversos sentidos. "En el más amplio, cuando las mujeres, individual o colectivamente, se han quejado de su injusto y amargo destino bajo el patriarcado y han reivindicado una vida mejor" (Ana de Miguel). Tardará, sin embargo, en llegar el momento en que, tanto en la teoría como en la práctica, se transforme en un conjunto coherente de reivindicaciones y se organice para conseguirlas. Las mujeres han tenido un importante protagonismo en las revueltas y movimientos sociales, pero no obtenían resultados prácticos para sus vidas, hasta que no fueron conscientes de la existencia de esa discriminación sexual que era la causa de la desigualdad, disfrazada de naturaleza o cultura.

Las mujeres han tenido una existencia más difícil que la de los hombres sólo por el hecho de serlo; con independencia de su situación, fueron privadas de una esfera propia de ciudadanía y libertad. La sociedad patriarcal instituyó la división del trabajo en función del sexo, arrastrando aún sus consecuencias. El feminismo históricamente ha tenido esa mala prensa que el machismo dominante le ha dado y al que algunas mujeres han sucumbido. No es lo contrario del machismo; éste quiere la dominación de la mujer por el hombre y el otro la igualdad entre mujeres y hombres.

El feminismo es diverso: liberal, radical, de la igualdad, de la diferencia, socialista. Se ha escrito que "existe una complementariedad entre capitalismo y patriarcado y el feminismo socialista no es la suma de dos principios contrapuestos, sino la transformación de uno por el otro. A través del feminismo podemos aprender la importancia de la libertad y a través del socialismo la importancia de la igualdad". Hay que reivindicarlo para que nuevas generaciones conozcan su sentido liberador.

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