La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El fin del PSOE del 79

Zapatero acabó con el PSOE surgido de Suresnes y del congreso extraordinario del 79, y Sánchez lo ha enterrado

A diferencia del vicepresidente del actual Gobierno de España, cuyo partido nació de los movimientos que coreaban el "no nos representan", creo que Pedro Sánchez sí nos representa. Porque ha sido elegido por medio de pactos y apoyos legítimos, aunque a muchos nos parezcan contra natura.

El pacto entre el PSOE y Unidas Podemos debería ser difícilmente digerible por los socialistas, salvo que el tercer Congreso Extraordinario del PSOE de abril de 1921, en el que el partido decidió no adherirse a la III Internacional, no haya existido; y quienes eran partidarios de Moscú no hubieran abandonado el partido socialista pocos días después para crear ese eterno enemigo que fue el PCE; y salvo que la renuncia al marxismo como doctrina en el Congreso Extraordinario de 1979 no se hubiera producido nunca.

En lo que se refiere a los independentistas catalanes y vascos está claro que aguantar su chuleo es un precio que ningún dirigente y ningún partido con dignidad habría soportado. En el caso de Bildu, además, están sus vínculos con los etarras. En el de ERC -que ayer dejó claro que le importa un comino la gobernabilidad de España, cosa que por otra parte todos sabíamos y a Sánchez le importa otro comino- está el difícil maridaje entre el federalismo defendido históricamente por el PSOE y el independentismo (poco antes del Congreso de 1921 los socialistas definieron el independentismo catalán como un "separatismo reaccionario que pretende aislar a Cataluña del resto del mundo"). Por no hablar de los tintes xenófobos y aldeanos que tan mala pareja hacen con lo que representó -pero ya no representa- el socialismo.

Pero a lo mejor todo esto no ha sucedido y es lo natural que el PSOE pacte la formación de un Gobierno de coalición con los antisistema de la moderna extrema izquierda populista que lleva dentro la Izquierda Unida en la que se camufló el PCE, harto de ser una fuerza minoritaria presentándose a las elecciones con sus propias siglas y acongojado tras la caída del muro en 1989 y la disolución de la URRSS en 1991: IU se inscribió en el Registro de Partidos Políticos -¡qué casualidad!- en 1992. Al igual que, de no existir la historia del federalismo socialista ni la etapa iniciada por Felipe González, sería lo lógico que el PSOE se apoyara en ERC y Bildu. Parece que Zapatero acabó con el PSOE surgido de Suresnes y del Congreso Extraordinario de 1979 y que Sánchez lo ha enterrado.

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