Hay ritos que, por encima del calendario, marcan el comienzo o el fin de las diferentes temporadas. La Semana Santa para muchos es el pistoletazo de salida a la primavera, aunque caigan chuzos de punta. Para otros, es la permuta de ropa entre el armario y el altillo lo que determina cuándo comienzan las dos únicas estaciones que a su juicio tiene el año: verano e invierno. Para ellos las otras dos son la de la Alsina y la de Renfe. La última escapada al pantano, como si de un rico neoyorquino en los Hamptons se tratara, es un ejemplo más.

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