'¿Qué se fizo?'

El fenómeno de la caza callejera de pokémons se volatilizó con la misma rapidez con la que llegó

Se acuerda alguien? En el verano de 2016, miles de personas en todo el mundo se dedicaban a cazar pokémons (no sé si el plural es correcto, pero bueno, lo dejaremos así). Si no recuerdo mal, había que capturarlos con el móvil por la calle, así que uno podía encontrarse a las doce de la noche con un catedrático de Metafísica, y en pijama, que perseguía por la avenida Eduardo Dato (o qué sé yo) a un simpático monstruito impalpable llamado Pikachu o Charmandar o Vulpix (o qué sé yo). Pero el fenómeno de la caza callejera de pokémons se volatilizó con la misma rapidez con que había llegado. En el verano siguiente, poca gente seguía cazando pokémons. Y hoy, pasados seis años, es muy probable que casi nadie se acuerde ya de aquello. A lo mejor hay por esos mundos un niño -pobre de él- al que sus padres le pusieron el nombre de Zenigame o Caterpie, pero aparte de eso, ¿qué fue de la caza de pokémons? ¿Por qué atrapó en su día a tanta gente? ¿Por qué se extendió con tanta rapidez? ¿Y por qué desapareció sin dejar rastro?

Y este verano, por ejemplo, todo el mundo hablaba de los pinchazos con jeringuillas en las discotecas. También fue un fenómeno global -al menos en Europa- y hubo debates encendidos y se hicieron programas especiales y todo el mundo hablaba de ello. Incluso gente muy próxima te contaba que eso le había pasado a tal persona en tal sitio, y luego te especificaba la hora, el lugar, los acompañantes. Pero han pasado menos de seis meses y nadie -que yo sepa- ha vuelto a hablar de los pinchazos ni ha vuelto a denunciar un pinchazo. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo es posible que hayan desaparecido los pinchazos igual que desaparecieron los cazadores de pokémons? ¿Fue una alucinación colectiva? ¿Fue un episodio de histeria social jaleada por los medios de comunicación? ¿Fue real? ¿Fue mentira?

Hace seis siglos, Jorge Manrique escribió los mejores versos que se han escrito en nuestro país sobre el olvido que se lo lleva todo. Nadie ha superado las Coplas y es posible que nadie las supere jamás. Y en cierta forma, Jorge Manrique, que nunca llegó a conocer a Pikachu ni a sus pokémons, ya hablaba de estas cosas en sus versos de pie quebrado. "¿Qué se fizo el rey don Juan?/ Los Infantes de Aragón,/ ¿qué se fizieron?/ ¿Qué fue de tanto galán?/ ¿Qué de tanta invención/ que truxieron?". Sí, sí, nos seguimos preguntando, ¿qué fue de ellos?

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