Punto de vista

José Ramón del Río

jdel35@hotmail.com

El foro del diálogo

Sánchez quiere dejar claro que en esa mesa no negociará sobre la autodeterminación de Cataluña

Obligado por necesitar sus votos para continuar presidiendo el Gobierno de España, Pedro Sánchez ha consentido convocar y asistir a la mesa de diálogo que tenía prometida para debatir, junto algunos de sus ministros, con los representantes de Esquerra y JxCat. Entre los representantes de Jxcat propuestos figuraban los Jordi, Sánchez y Turull, indultados por la magnanimidad del presidente Sánchez, pero que no cumplen con la exigencia de formar parte del Gobierno cataláni. El presidente Sánchez formará, solo inicialmente, parte de la reunión, además de la vicepresidenta Díaz y algunos de los ministros. Gracias a la convocatoria de esta mesa, hemos podido saber, según cuenta El País, los acercamientos de los independentistas a Rusia. Se nos dice que, por razones de interés mutuo, aunque fue el Kremlin quien, interesado por el conflicto catalán, dio el primer paso, que fue en 2017, cuando se convocó el referéndum ilegal del 1-O, hasta el punto que se convino que miembros de la inteligencia rusa se desplazarían a Cataluña. El suceso fue investigado por la Audiencia Nacional y sobreseído por la falta de indicios de actividad delictiva. No solo con Rusia, también se acudió a obtener el reconocimiento de muchos otros países. Ya parece ciencia ficción que un país ofreció 10.000 soldados y pagar toda la deuda catalana si Puigdemont hacía efectiva la secesión. Lo que no lo es, es que los tribunales reclaman 54 millones de euros a dirigentes independentistas por desviar fondos públicos para la promoción del process.

Sánchez quiere dejar claro que en esa mesa no negociará sobre la autodeterminación de Cataluña, por lo que no habrá una votación al respecto, y quiere centrar el debate en las cuestiones "en las que nos podemos entender". Llegó a más al decir que el referéndum no es lo que necesita Cataluña y añadió que lo que sea España lo tenemos que decidir entre todos los españoles. Son 45 puntos en los que concretan los independentistas sus reivindicaciones y, rechazado el referéndum, 44 puntos tienen una respuesta afirmativa y solo una, la negativa, que es la votación de autodeterminación. Así, que podemos dormir tranquilos, no habrá independencia para Cataluña. Y el otro coste es la negativa a la ampliación del Prat. Pero los mallorquines tendrán que hablar en catalán, lo que ya ocurría cuando en 1962 estuve en las islas Baleares, porque un amplio sector de la población, no hablaba, aunque entendía, el castellano.

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