granada nuestra

fotos Pepe Romero / Textos J.A. Romero López

Una frutería en la Cuesta de San Gregorio

En 1965 el acceso a algunas calles del Albaicín debía hacerse a pie o en burro En los noventa el tráfico se reguló con pilonas Ahora son cámaras las encargadas de vigilar

DESDE la calle Calderería, accedemos a la Cuesta de San Gregorio. La vía pública se convertía en una improvisada frutería donde tres tenderos, como antes se les llamaba, vendían el género. Dos de ellos aparecen sentados, de espaldas a nosotros, manteniendo una tranquila charla mientras que un tercero, dirigiendo su mirada hacia otro lugar, despacha rápidamente a un cliente, que busca unas monedas para abonar la mercancía. No parece muy inquieto nuestro vendedor, mientras se aproximan al fondo, subiendo la empinada cuesta, tres personajes muy arreglados, quizás de vuelta de alguna fiesta y demasiado enzarzados en su conversación como para detenerse a comprar una sandía. Entretanto, dos chavales ayudan en casa llevando la cesta de la compra, algo cada vez más inusual en nuestros días, quizás también porque se han ido perdiendo los comercios de barrio y los chavales están más entretenidos con las nuevas tecnologías, mientras que nosotros tendemos a refugiarnos en las grandes superficies.

La belleza del barrio del Albaicín contrasta con el difícil acceso que presenta. En 1965, el acceso a determinadas zonas del Albaicín debía realizarse a pie o en burro, como el que nos muestra la imagen, esperando a su dueño.

Hoy, el tráfico está restringido a los residentes y el acceso ha de hacerse a pie o en transporte público, si podemos costear el viaje. Es un tema este que no deja de despertar polémica entre el Ayuntamiento y los vecinos. La ordenación del tráfico en el Albaicín viene de años atrás. Muchos recordarán, a primeros de los años noventa, aquellas primeras pilonas que se instalaron en Plaza Nueva para restringir el tráfico por la Carrera del Darro y descongestionar el barrio del intenso tráfico que estaba sufriendo. Ahora las pilonas desaparecerán y serán sustituidas por cámaras, aunque quedarán operativas en el subsuelo por si en alguna ocasión fueran necesarias.

Como todos sabemos, la movilidad en el barrio del Albaicín se ha complicado, algo más, para los vecinos de este espacio histórico. Hace unos meses el Ayuntamiento eliminó la línea 31 de autobús y peatonalizó la Carrera del Darro. Un asunto este que trae de cabeza al Consistorio municipal con los vecinos. Ahora, parece que puede llegar la solución con el tren de la Alhambra, que servirá para conectar la ciudad con el monumento nazarí y el Albaicín. Además del uso turístico, el Ayuntamiento plantea que el tren sea utilizado por los vecinos del Albaicín como medio de transporte público a un coste inferior al turista, pero sólo para los residentes y jubilados. El tren de la Alhambra, que estará operativo a finales de este verano, se plantea como alternativa a las dificultades de movilidad que presenta el barrio.

Lejos de esta polémica, el histórico barrio del Albaicín, nos ofrece una visión única de la ciudad y del conjunto monumental de la Alhambra. Un paseo por la Cuesta de San Gregorio permite capturar una magnífica instantánea, como la que nos ofrece Pepe Romero, con personajes ensimismados en sus quehaceres, la torre de la iglesia de San Gregorio, edificio del siglo XVI que ha tenido diversas reformas y al fondo, la Catedral.

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