Quousque tamdem

Luis Chacón

luisgchaconmartin@gmail.com

La fuerza de la debilidad

YA hay gobierno. Al fin, casi todos los partidos han entendido que no podemos estar votando hasta que salga el resultado que más les beneficie. Aunque ellos parezcan unos ludópatas, España no es una tragaperras. Ni los españoles tenemos intención de cambiar de opinión para darles gusto. La España de hoy es la que está representada en la Carrera de San Jerónimo y no hay más que hablar. Esas son las mimbres que les dimos para hacer el cesto y si no son capaces de conseguir nada, siempre les queda el honroso camino de la dimisión.

El gobierno actual es débil. Tiene el menor apoyo parlamentario que hemos conocido nunca. El mayor consuelo del presidente Rajoy es que a partir de mayo podrá disolver las Cortes, lo que no le garantiza nada. Ni a él ni a su partido. Su amplia mayoría en el Senado le da el consuelo de la rabieta; podría paralizar posibles leyes aprobadas por la oposición. Una oposición que es la más debilitada de la historia. Dividida ideológicamente, compuesta por una miríada de partidos y enfrentada entre sí. Y sin embargo, si se gestiona con inteligencia, es posible que nos encontremos ante una situación política inmejorable para afrontar el futuro de España. Somos una sociedad madura, lo que significa que no necesitamos mayorías absolutas, ni tutelas de nadie. Y si hubo un tiempo en el que buscábamos líderes carismáticos, ya pasó. Esos liderazgos fuertes e incontestables me recuerdan aquella frase de Montesquieu, en la que advertía de que no hay animal más seguro, decidido, desdeñoso, contemplativo, grave y serio que el asno.

Negociar es renunciar a lo accesorio para lograr lo principal; cambiar maximalismo por pragmatismo; buscar la eficiencia y sobre todo, obtener resultados. Se hace a diario. Y todos sabemos que la mejor manera de alcanzar compromisos estables se da cuando los diversos actores son igualmente débiles. La debilidad de las partes fortalece el acuerdo. Todos serán razonables y buscarán acuerdos que les satisfagan mínimamente. Por eso, esta legislatura puede ser un gran fiasco -si nadie colabora- o un éxito histórico, si todos los partidos buscan el punto de encuentro en los grandes temas que nos preocupan a los españoles; educación, sanidad, trabajo o pensiones y en los que requieran reformas constitucionales. Si actúan con inteligencia, pondrán los cimientos de un largo período de estabilidad. Los dados están en el tapete: Alea jacta est.

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