El futuro a la basura

Los gobernantes, llegados al gobierno tras extraños pactos, andaban desconcertados en el tema del desempleo

érase una vez una ciudad con un bonito y famoso castillo en la que vivían 232.208 personas, inmersas en sus tareas y sus afanes. En general, quienes vivían en la ciudad eran felices, aunque 22.978 de los habitantes estaban sin trabajo y eso les ocasionaba no pocas dificultades.

Los gobernantes de la ciudad, llegados al gobierno de la misma tras extraños pactos, andaban un tanto desconcertados en el tema del desempleo. Y en el de la convocatoria de los premios de poesía. Y en el de la protección de las víctimas de violencia de género... Bueno, en general en el propio gobierno de la ciudad.

Pero en lo que se refiere al desempleo, estos gobernantes se habían encontrado con un magnífico regalo: quienes ocupaban antes que ellos la sala de gobierno habían conseguido en su día 12 millones de euros (¡12 millones de euros!) de la Confederación General de Estados de Europa. Tuvieron que preparar un estudio muy riguroso y exhaustivo que contentara a la Confederación, siempre exigente antes de dar dineros a nadie: se analizó con cuidado el tejido económico local con las necesidades del mercado laboral, se elaboraron más de 100 propuestas de itinerarios formativos para los 1.600 desempleados y desempleadas que podrían seleccionarse, se contrató a cinco personas que ayudaran a los empleados del servicio de empleo en la puesta en marcha de la gran propuesta… y la Confederación concedió la ayuda solicitada.

Sorprendentemente, el gobierno de esa bonita ciudad decidió un buen día que no podía llevar a cabo tan gran proyecto, que no era posible poner en marcha lo planificado y que tampoco era lo mejor para una ciudad como la suya, tan recogida y tan acoplada a su castillo. Así que, ni cortos ni perezosos, decidieron renunciar a los 12 millones de euros (¡12 millones de euros!) y devolvérselos a la Confederación.

Quienes vivían en la ciudad, al menos quienes conocieron la sorprendente noticia, pensaron que se trataba de un cuento o fake, esas historias que a veces circulan por los caminos sin que nadie sepa de dónde vienen o si contienen algo de verdad.

Lo sorprendente es cuando el portavoz municipal de un ayuntamiento como el de Granada da una rueda de prensa y expone esta decisión. Sin dudar de la conveniencia de sus argumentos, olvidando las necesidades de tantas personas, ignorando la posibilidad de mejorar el futuro de muchas familias que, con esa decisión, el ayuntamiento está tirando a la basura.

No debiera gobernar quien no tiene como objetivo mejorar la vida de las personas.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios