La tribuna

tomás Navarro

El general candidato

LA designación de Podemos del general en la reserva y ex jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Julio Rodríguez Fernández, como canditato electoral a diputado por Zaragoza en las elecciones generales del próximo 20 de diciembre, ha causado una notable sorpresa por su peso dentro y fuera de las Fuerzas Armadas. La trayectoria del general es un buen ejemplo de cordura y buen juicio por su compromiso con la democracia española y por la continua adecuación de las Fuerzas Armadas al ordenamiento constitucional.

España, un país de grandes generales comprometidos con la democracia, de militares inquietos por servir mejor en su misión estrictamente militar al servicio de gobiernos democráticos desde la proclamación de la I República, sin embargo quedó oscurecida por el golpe de Estado franquista y su larga dictadura desde 1936 a 1978. La proclamación de la vigente Constitución Española y del compromiso con la misma de un sedimento de militares democráticos encabezado por el general Gutiérrez Mellado, abrió a los militares españoles al mundo de hoy rompiendo con ello la negra burbuja de unos ejércitos de la dictadura configurados para reprimir a su propio pueblo. La inclusión por refrendo popular en la OTAN y las misiones internacionales mantenidas hasta la actualidad al servicio de la ONU dentro y fuera del continente europeo, han equilibrado a la milicia hispánica con sus homólogos europeos y de otras latitudes donde los ejércitos se cuadran al servicio de la democracia y sus valores.

Como militar el espíritu de forja del ahora candidato a diputado Julio Rodríguez siguió la senda de Gutiérrez Mellado, siendo pionero también por sus simpatías con la extinta Unión Militar Democrática (UMD), una agrupación disuelta en su día por los sectores más proclives a la línea roja marcada por los pactos de la Transición donde el generalato de entonces, nombrado bajo la dictadura, no entendía entonces la extensión democrática a la milicia, que por ley, la constitución recogía.

Esta noticia que ubica en Podemos a un general hasta hace poco tiempo nada más y nada menos que fue JEMAD, coincide con el diseño político de Podemos donde en su horizonte marca a la Defensa como un punto caliente en su discurso político, probablemente parlamentario y quién sabe si también hasta gubernamental, si sale investido como ministro de Defensa en un hipotético gobierno de España presidido por Pablo Iglesias. El ideario que enmarca al general Julio Rodríguez con Podemos es de lógica matemática. La cosmovisión de la España del siglo XXI que detenta la marca Podemos es perfectamente asumible para un ciudadano español que desde su profesión militar asume ahora un nuevo compromiso como civil prosiguiendo así su vocación de progreso e innovación dentro de la política que defiende Podemos. Ya antes la entrada independiente de Manuela Carmena, jurista, en las listas de Podemos anunció que había otras fórmulas democráticas a las tradicionales de hacer política en España.

Este fichaje, sin duda extraordinario, introduce una visión de Estado que hasta ahora Podemos había pospuesto en función de su articulación de partido no tradicional. La configuración de su extensión territorial, hasta ahora más urbana que rural, sin duda conforme se extiende también por pueblos y pedanías aporta con la figura de Julio Rodríguez un icono político difícil de definir como antisistema o radical, pues no cuadra en mente propia ni ajena que un ex JEMAD fiche por un grupo político fuera del sistema. Podemos sin duda está dentro, pero hasta ahora no había desplegado una visión articulada de España en su conjunto. La candidatura del general ya debe de indicar que Podemos aspira a representar a un Estado español más abierto al futuro que el actual donde la corrupción endémica y los apaños interesados habían recluido a la política española en un tradicionalismo de ambiguos virreinatos autonómicos cada vez más hueros y con unos tufos insufribles para las generaciones de españoles que no vivieron la Transición ni sus apaños.

Políticamente de ser elegido el candidato Julio Rodríguez como diputado y observando como otras formaciones, como el PSOE o Ciudadanos, están también incluyendo en sus listas electorales a señoras y caballeros relacionados con la actividad militar ya sea ésta profesional o noticiosa por distintas motivaciones, queda claro que la política de Defensa Nacional va a estar en las próximas Cortes muy presente sea el gobierno que surja tras la noche electoral del 20-D. Y dentro de la misma quién tendrá mayor credibilidad a la hora de enfocar los asuntos militares serán aquellos diputados, o ministros, que mejor conozcan a los ejércitos por dentro más que por fuera. Por ello la presencia de Julio Rodríguez en Podemos anuncia que éste tiempo presente tan alargado de un bipartidismo cómplice, astuto y con manchas sin detergente alguno que las haya podido quitar, toca a su fin. Quienes pretenden gobernar nos ofrecen candidatos según el interés de sus cúpulas, pero ahora las cúpulas se abren más que nunca a los nuevos tiempos que exigen grandes cambios. Parece que Podemos, como Ciudadanos o incluso la socialdemocracia, desean apretar la velocidad ante los desafíos de vértigo presentes. Ya veremos cómo los enfocan y si mereció la pena, como Manuela Carmena, apostar por los nuevos grupos que aportan nombres con futuro, solera y trapío.

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