Bloguero de arrabal

Pablo Alcázar

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Como globos

¿Se puede adelgazar por dentro? Bonita imagen de la España: cada vez más gorda por fuera y más delgada por dentro

He vuelto a ver por capricho la película El eclipse (1962) de Antonioni y me ha impresionado lo que le confiesa la protagonista (Monica Vitti) a una amiga que la ve más delgada: "Solo he adelgazado por dentro". Me pirro por las metáforas brillantes. Me ayudan a entender lo que sucede a mi alrededor e, incluso, a entenderme. España ha engordado por fuera y adelgazado por dentro. En cualquier supermercado encontramos montón de cosas de comer que resultan geniales en boca (según la empachosa jerga mastercheferizada de moda). Tenemos 17 autonomías, inventadas para calmar a las "nacionalidades históricas" y que no han arreglado nada. Antes teníamos 2 partidos estatales, vuelta y vuelta, y ahora tenemos 5, más los de las autonomías. Un senado inútil y caro, un parlamento caro y estéril; 162 horas escolares de Secundaria más que la media europea. Y también -¿consecuentemente?-, más jóvenes que ni estudian ni trabajan (los ninis) que cualquier otro país de Europa. Televisiones y radios privadas a cascoporro. Corrupción suficiente como para eclipsar la que nos mostraba La escopeta nacional de Berlanga. Como se decía en la época del trapicheo de la chatarra, "tenemos hasta recortes de lata", que debían de ser el más suculento manjar de los chatarreros. Estrellas Michelín, deportistas de elite, selecciones de baloncesto y fútbol que entusiasman… ¿Qué les voy a contar? Y libertad de expresión a raudales, siempre que algún fanático, cristiano viejo o juez de la horca no salten. Tan vocinglera, tan de chiste grosero y de chafarrinón que oscurece el uso eficaz de la ironía o del humor, ese pequeño pueblo en armas contra la insensatez. Una libertad de expresión que encharca la vía pública de vísceras y despropósitos mefíticos. Y tan caudalosa que puede morir de éxito. Gracias a ella, sin embargo, todas las aspiraciones, ilusiones, deseos y "preocupaciones de la gente" pueden ser conocidos por los que dicen constantemente que hay que dejarse de politiqueos y atender a las cosas que interesan de verdad a las gente, mientras que su única preocupación es la de no verse apeados del poder por el adversario, como si los problemas de la población, que tendrían que contribuir a paliar, les importaran un pito. Navegamos en una España hinchada como un globo, grande por fuera, humo por dentro.

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