La colmena

Magdalena Trillo

mtrillo@grupojoly.com

Un golpe de timón con mano izquierda

No son infalibles, podrán defraudar, pero no hay ni una sola ministra florero y no son ninguna 'maría' sus carteras

En la imagen final del nuevo Gobierno, la que ha devuelto el rojo a Moncloa, la que viene a continuar la foto de ZP y sus ministras en Vogue, las mujeres son mayoría. Sí. Histórico. Pero más aún que en la etapa de Zapatero cuando sorprendió con el primer equipo paritario de nuestra historia. Pedro Sánchez redobla el gesto y el fondo. Estamos ante el primer Ejecutivo realmente feminista en la democracia europea. Sin cuotas de género (curiosamente son algunos de ellos los que chirrían), sin componendas territoriales y sin concesiones partidistas. Ni siquiera a los valedores que despejaron el camino de la moción.

Lo cierto es que las expectativas eran tan bajas, tan conectadas con la idea de emergencia y de provisionalidad, que el golpe de efecto se ha multiplicado convenciendo hasta a la oposición. Pero llevamos una semana situando el foco en el número, en lo cuantitativo, cuando lo realmente relevante se sitúa entre bastidores. Ha sido todo un golpe de timón con mano izquierda. Inteligente y audaz. Inesperado.

Parece incuestionable el papel clave que José Luis Ábalos, sombra de Pedro Sánchez y nuevo titular de Fomento, ha tenido en la estrategia de alianzas para conseguir la caída del PP; para torpedear lo que en 2015 y en 2016 fue un muro de hormigón de líneas rojas. Pero el punto de calidad lo ponen ellas. Fue Carmen Calvo la hacedora del difícil acuerdo para la aplicación del 155 en Cataluña y ha sido Margarita Robles quien ha hilvanado y cosido la moción de censura. En el retrato final, Pedro Sánchez está haciendo justo lo contrario de quien se presupone rehén de la ambición y del poder: rodearse de las mejores.

Se pueden equivocar, podrán defraudar, pero no hay ni una sola ministra florero y no son ninguna 'maría' sus responsabilidades. Al contrario. Es un misil de capacidad y de solvencia el que ha reventado el techo de cristal. Las dudas las ponen ellos. El ministro astronauta se ha llevado los mejores titulares, también los memes, pero todos miran de reojo a sus mandos intermedios -los secretarios de Estado- para saber si tranquilizarse o preocuparse. La apuesta de Grande Marlaska roza lo inescrutable y el fichaje de Màxim Huerta, la extravagancia. Es verdad que todo está por demostrar -los que parten como valores seguros no se libran del fracaso y no deberíamos subestimar que haya alguna remontada de éxito- pero el mensaje inicial que se ha lanzado con la elección del periodista televisivo no justifica el esperado Ministerio de Cultura de un gobierno socialista. Dicen que Elvira Lindo rechazó la cartera, que Banderas también se negó, que… ¿Justo cuando hay que dar un paso adelante el mundo de la cultura se repliega?

Es, en todo caso, un gobierno para gobernar. Decía Pedro Sánchez que su máxima iba a ser "escuchar, dialogar y consensuar". Con 84 diputados, un PP atrincherado en el Senado y unos presupuestos heredados, la actividad del BOE está por ver pero, en la gestión de coste cero, hay partido. Me recordaba una compañera esta semana que en Granada fue precisamente con el débil gobierno del tripartito cuando se aprobó el PGOU, uno de los documentos más complejos de la vida municipal. En el Corpus, los socialistas celebraban el regreso a Moncloa tomando prestado el 'sí se puede': con 8 y con 80...

Por mucho que escueza en el PP, Cuenca será el alcalde que traiga el legado de Lorca y salga en la foto con Sánchez cuando el AVE llegue por fin a Granada. Si Madrid consigue el deshielo con Cataluña, sienta las bases del nuevo modelo de financiación, corrige lo más contestado de la ley mordaza y la reforma laboral y sitúa la igualdad (de verdad) como eje transversal de gestión, ya se podría justificar en un año todo un mandato de cuatro.

Entre bastidores se encuentra, además, una segunda lectura de todos estos movimientos, gestos y mensajes: la de partido y la electoral; pacificación a nivel interno y remontada social. Había una oportunidad y, de momento, se ha decidido aprovechar con pragmatismo y astucia, con un sexto sentido y con mucha mano izquierda. No son cualidades exclusivas de las mujeres, pero ahí están ellas: en la sombra y en la foto.

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