Está claro que ahora el fútbol es lo menos importante. Lo primordial es salvar vidas, que el Estado ponga todos sus medios para luchar contra este virus, y estar todos unidos para pasar este malísimo trago. Tan juntos y en comunión como la afición del Granada CF. Y permitan la frivolidad: ¿No es tan digno de la historia del club haber tenido que parar la temporada, y que prácticamente se pueda dar por finalizado si las condiciones no acompañan, la mejor campaña del Granada en casi toda su vida? ¿O al menos la que hayan visto los ojos de esta generación? Que levante la mano el granadinista que no haya pensado en estos días que vaya mala suerte estar perdiéndose al equipo que les ha hecho estar felices durante todos estos meses. Los acontecimientos están muy acorde con el espíritu sufridor de este club, que no han permitido a sus fieles tener un año entero tranquilo, feliz y gozoso. También es cierto que el granadinista rudo es capaz de adaptarse al medio, como lo hizo en su día en las cloacas del fútbol, y agachar la cabeza y resistir ahora como lo hizo aquella vez. Es cuestión de adaptar el pensamiento y mentalizarse. Pronto volveremos a darnos abrazos de gol.

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