Cuando uno va de mano en una partida de cartas, por ejemplo en el juego de la brisca, siempre tiene la oportunidad de mandar sobre la tirada. Es quien dispone el palo al que va la mano, quien juega la carta más alta o mas baja según le convenga, quien puede soltar una baza para arrastrar el juego... si esto lo trasladamos al póker, incluso puedes tirarte un farol. Y aquí es donde podemos establecer el paralelismo con la situación que se está viviendo con el famoso encuentro entre Partido Popular y Ciudadanos por el futuro del Ayuntamiento de Granada. Una reunión de la que apenas ha trascendido información y de la que cada partido teme dar un primer paso. Cada uno está empeñado en seguir con su agenda estratégica para lograr hacer valer sus intereses. Unas agendas un poco extrañas, ya que ninguno quiere ser el primero en salir de mano. Las bazas se guardan hasta el final, cada jugador espera a la tirada del contrario para hacer su movimiento: nadie dice nada, nadie habla nada, nadie filtra nada, nadie convoca nada. La guerra de agendas está sobre el tapete. ¿Servirá la estrategia de dejar jugar primero al oponente?

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