Acta non verba

Curro Ledesma

rfledesma@economistas.org

La hora nona

En una hora un hostelero recibía la visita no de una, sino de tres administraciones distintas para hacer cumplir las restricciones

Hoy a las tres en punto de la tarde nos daríamos cita en el Campo del Príncipe para implorar tres gracias ante el Señor de los Favores, el Señor de Granada. Por segundo año consecutivo no podemos cumplir con esta tradición centenaria. Pero igualmente, las campanas de San Cecilio sonarán conmemorando la muerte de Jesús en el Gólgota. Aunque Cristo no muere solo a las tres de la tarde. Estoy convencido de que miles de granadinos nos detendremos a la hora nona para guardar tres minutos de silencio y rezar tres padresnuestros por una gracia común.

Tras cumplirse un año del mayor confinamiento que hemos sufrido en nuestra historia, este Viernes Santo es muy distinto al del año pasado. Si hace un año afrontábamos este día cargado de incertidumbre por el devenir del futuro, hoy hacemos balance de todo lo sufrido. Dos mil veinte. Veinte y veinte, cuarenta: ¡Cuarentena!, respondería mi hija con sonrisa inocente ajena a la cruda realidad. Un año cargado de sufrimiento para miles de granadinos que hemos visto como perdíamos amigos y familiares. Primer padrenuestro.

Una semana en la que hemos conocido el índice de mortalidad empresarial en Granada superando el veintisiete por ciento, es decir, tres de cada diez empresas han echado el cerrojazo. Un año donde éstas se han endeudado en más de mil cuatrocientos millones a través de créditos ICO además de verse abocados a tirar de su patrimonio personal para intentar salir a flote. Por desgracia, los negocios que han cerrado, con seguridad, han cerrado para siempre. No olvidemos que detrás del tejido productivo hay personas. Padres y madres que han perdido sus trabajos o negocios. Segundo padrenuestro.

Pero hace unos días pude comprobar in situ como las administraciones no dan tregua. Sentado a media mañana en una céntrica terraza observé incrédulo como en el intervalo de una hora un hostelero recibía la visita no de una, ni de dos, sino de tres administraciones distintas para "cumplir y hacer cumplir" las restricciones. Los que me conocen saben que siempre he promulgado que la única fórmula que conozco en el mundo para generar riqueza y empleo se llama empresa. Por eso hay que pedir a las administraciones celeridad para que lleguen las tan cacareadas ayudas y se conviertan en una vacuna de liquidez para salvar a las empresas y, por ende, a las familias que hay detrás de ellas. Tercer padrenuestro.

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