Alejandro Morales / Deportes@granadahoy.com

Los impactos

Se empeñan los políticos en traer a la ciudad eventos que nadie va a ver, mientras el fútbol muere por inanición

PRIMERO fue el torneo de leyendas del tenis, apto para todo tipo de públicos, oiga, pero sólo atractivo para aquellos que mamaron raquetas desde pequeños, practicantes de toda la vida y algún que otro nostálgico. En total, no más de 2.000 'clientes'. Ahora el turno es para la flamante Copa Intercontinental de fútbol sala, de nombre mucho más largo y pomposo que su verdadero interés. Quinientos en el Palacio y eso que se han regalado cientos (¿miles?) de pases. Lo mejor de todo es que, cuando al político de turno le toca defender el producto ante los medios, es recurrente acudir al tan manido asunto de los 'impactos', esos intangibles (que diría Valdeolmillos) que son tan importantes para nuestra ciudad según dicen los defensores de la cosa pública. Sí, hombre, pensará Juan Casas, no van al Palacio a verlo en directo, pero como lo dan un montón de televisiones y se nombra constantemente a Granada... eso da una riqueza de la leche a la ciudad. Tanta, digo yo, que nunca se puede cuantificar, y si se hace es para justificar desembolsos desorbitados como los que se suelen realizar para que venga la Vuelta Ciclista cada año, cuyos promotores a este paso van a tener a Granada como aquella chica fea, pero siempre disponible, que todo ligón de los 80 se preciaba de guardar como oro en paño en su 'chorbiagenda' para los días de sequía. En fin.

Sin dejar de defender la idea de que tiene que haber propuestas deportivas diversas y para todos los públicos, con la que nadie puede estar en desacuerdo, demostrado está que a la mayoría de la gente lo que le tira es el fútbol. ¡Qué le vamos a hacer! Y nuestro fútbol, el de aquí, es tan desastroso como la afluencia de público al Palacio para ver al Ajax de Tánger (que manda narices el nombre del equipo, diría Cruyff). Nuestros políticos pierden el tiempo con su catálogo de grandes eventos mientras el balompié de la ciudad muere por inanición. Y, ojo, no estoy diciendo que nos lo paguen, faltaría más. Lo que digo es que no son capaces de coger el toro por los cuernos, ellos que pueden. Torpes.

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