Con la mutua tranquilidad de saber que están bien acompañados, tanto el hombre como el considerado como su mejor amigo, parece que disfrutan plácidamente de ver pasar la vida. Sin prisa alguna, el paseo matutino sienta bien a ambos protagonistas porque ya se sabe: el que mueve las piernas mueve el corazón. Y con el corazón en forma se quiere un poco mejor.
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