Cambio de sentido
Carmen Camacho
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Desde el poder constituido les llaman ‘agitadores de la ultraderecha intoxicada de desinformación y bulos’ pero, a la vista de los datos contundentes que han ido aclarando los motivos del desastre, se podría decir que eran “indignados cargados de motivos razonables impotentes ante las administraciones incompetentes”.
Una tupida red de periodistas untados de puesto fijo o publicidad generosa repetían el mantra gubernativo: cambio climático, la derecha inepta y su desgobierno autonómico en Valencia, bondad sin límites de un Sánchez respetuoso con las administraciones. Da un poco de vergüenza ajena escuchar a periodistas hechos y derechos tan observantes de los mandatos informativos del régimen dominante. El cuarto poder de rodillas tan servil con las verdades establecidas. ¿Dónde quedaron los guardianes de la verdad aunque escociera al que ordena y manda en los informativos?
Si se hiciera caso a todo lo que nos repiten como una letanía educativa de mentes y conciencias, se diría que todos los fachas de España se habrían ido a mojarse los pies de barro. Desde la Sexta, El Plural o eldiario.es se canaliza la ira hacia Mazón. Y los indignados progres se tiran a pedir la dimisión del presidente autonómico. Y si la manifa es casposilla, Iker o la Cope canalizan la furia hacia Sánchez ‘El fugitivo’. El caso es arrimar el ascua a su sardina.
Mentiras de Mazón o mentiras de Sánchez. Mentiras de sus medios afines. Demasiada gente cobrando por militar en las mentiras mientras la verdad del barro seguía anegando las calles, los cadáveres hinchados flotando en el agua, los famosos llenando ya las redes sucias de fotos infames de tantos sepulcros blanqueados por fuera exhibiendo su ‘bondad’ oportunista manchados cuidadosamente de barro de cintura para abajo.
El asco no es facha ni progre. Tampoco la muerte, ni la monarquía que, esa sí, se jugó el tipo para dar consuelo y enfrentar la ira a pie y abrazar al doliente que lanzaba tan legítimamente el barro a la cara o al bótox de sus majestades.
Se diría también que Trump, Putin y Kim Jong Un y sus respectivos equipos expertos en generar desinformación se habrían venido hasta Valencia de prácticas por unas semanas. Nadie cree a nadie. El bulo se ha hecho con las calles mientras todo eran ausencias.
La mentira y el barro se han mezclado para generar este monstruo del que todos quieren salir bien parados con este chapapote de despropósitos que ha desenmascarado a los poderes y los medios y a tantos oportunistas que todo lo ensucian con sus manos manchadas de sangre.
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