Tribuna

Javier López Gijón. Profesor de la Facultad de Comunicación y Documentación. Universidad de Granada

15-M, indignados

SIN nadie esperarlo, de súbito, nos sorprendió el movimiento del 15-M, los indignados. Después de una manifestación que aglutinó mucha más gente de la esperada, acamparon en lugares simbólicos de numerosas ciudades de España. Ningún partido o sindicato los convocaba, tenían muy poco liderazgo, funcionaban desde las asambleas, todo el movimiento se había gestado en internet y las redes sociales. Lo que primero se entendió de sus reivindicaciones es que querían profundizar en la democracia, exigían más democracia.  Creo que desde la restauración de la democracia en España, no se había producido un movimiento político tan interesante. Para centrarlo un poco vamos a ver sus características principales. El movimiento es apartidista, se consideran políticos, pero no se sienten representados en los partidos. La Transición se hizo desde la militancia en partidos. En la Transición una de las cosas que se perseguía era la legalización de los partidos y sindicatos. El movimiento 15-M está al margen de partidos y de sindicatos. No se sienten representados por los políticos actuales ni por las formas de hacer política de ahora. Este cuestionamiento ya se había señalado por el CIS. En sus últimos estudios viene apareciendo que la clase política es uno de los problemas que señalan los ciudadanos.  Los políticos han dejado de marcar el rumbo de la sociedad, y han pasado a convertirse en un  problema, junto con el paro y la situación económica.

Una característica fundamental de este movimiento es el pacifismo, siguiendo el modelo de Gandhi. El pacifismo representa un salto cualitativo respecto a la Transición, en esta la valoración de la violencia (Che, Lenin, Mao) tenía bastante fuerza. Este pacifismo hay que considerarlo clave en la evolución de los movimientos políticos en España. Esta actitud es la que ha hecho que la mayoría de la población simpatice con los indignados. Si en algún momento hubieran adoptado una actitud violenta gran parte de la población no hubiera mostrado su simpatía con ellos. Otra característica son sus formas de organización y actuación, muy influenciadas por internet, lugar donde surge el movimiento. En la red no hay centro, es descentralizada, es horizontal, no hay jerarquía, no es piramidal. La toma de decisiones de los indignados se hace desde asambleas. En los partidos y organizaciones tradicionales hay una jerarquía clara, son piramidales, están centralizados, el aparato ejerce un férreo control sobre la organización y condiciona la toma de decisiones.

Otra característica, aunque bastante criticada, ha sido las ciudades efímeras. Han tomado un espacio público organizando ciudades efímeras. Las acampadas le han dado más visibilidad que una simple manifestación. Estas ciudades son réplicas de una ciudad: tienen biblioteca, dan comida, cuentan con sitios para el debate y el aprendizaje, etc. Estas ciudades son formas de socialización.

Si tuviéramos que buscar algún movimiento parecido lo encontraríamos en la lucha de los jóvenes tunecinos y egipcios por implantar la democracia en sus países. En la Revolución de los Jazmines se quiere conseguir la democracia, que no la tienen. En el movimiento de los indignados lo que se quiere es más democracia, ampliarla y profundizar en ella. Salvo esta diferencia en el resto (formas de organización, pacifismo, acampada en espacios públicos, etc.) son movimientos gemelos.

Hace unos treinta años cuando se restauró la democracia sin duda el modelo político que se instaló era útil, pero actualmente este modelo se nos está quedando pequeño. La sociedad civil está por delante del modelo político, por tanto tenemos que actualizar este sistema, ponerlo a la altura de los tiempos. A esta generación, el modelo que se construyó en la Transición les parece manifiestamente mejorable. Y es lógico que cada generación diseñe su modelo político y no tenga que seguir con modelos anteriores, que ellos ven superados.

La alta tasa de paro que tenemos y más aun en la juventud y la salida neoliberal que se está dando a la crisis, quizá han sido las dos razones de más peso para que aparezca el movimiento del 15-M. Hay una protesta hacia el modelo político y también hay una crítica al modelo social que se intenta imponer como consecuencia de la crisis. Si a  esto añadimos que los políticos y los partidos se ven como una casta, con prácticas de clientelismo y corrupción, resulta que el malestar social ha llevado a la indignación. Quizá la mayor crítica que plantean es que el sistema está dejando fuera a gran número de personas. La sociedad del bienestar empieza a ser para una pequeña minoría, la mayoría de la población empieza a ser excluida. Desde este punto de vista está claro que las protestas de los indignados no van contra el sistema, lo que quieren es que el sistema no sea excluyente, que no deje fuera a amplias capas de la sociedad.

La juventud de ahora está construyendo y avanzando en base a lo que dejó y consiguió la transición. Harían bien los políticos en tomar nota de los planteamientos del 15-M. Y entre todos empezar a materializar muchas de las reivindicaciones que hacen los indignados, llenas de oportunidad y de sentido común.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios