Perdiendo el norte

Soy inocente

Ustedes que tanto nos mandan y nos responsabilizan del colapso cercano, ¿qué hacen para evitar lo que parece inevitable?

El Ayuntamiento de Granada, como los municipios españoles mayores de 5.000 habitantes, tiene la obligación ya (pero ya) de ampliar la recogida selectiva de basura separando los residuos exclusivamente orgánicos. La capital ya ha anunciado que comenzará a repartir después del Corpus (por cierto, ¡feliz feria!) el nuevo contenedor marrón destinado a ello.

Lo que se recoge es basura por mucho que lo cursi lo llame residuos sólidos urbanos. La separación de la basura está en nuestras vidas desde hace años y tenemos que dar un paso más aunque solemos arrojar buenos resultados en esta tierra en cuanto a separación de basuras y reciclaje de vidrio y cartón.

Como ciudadanos de a pie, es nuestra obligación contribuir a un mejor cuidado con el entorno. Todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad. Reciclar, entre otras cosas, es nuestra obligación cívica y, hasta, moral.

Yo reciclo, señores líderes del mundo. Pero ustedes que tanto nos mandan y nos responsabilizan (con razón) del colapso cercano (¡qué bonico apocalipsis nos estamos fabricando a medida…!), ¿qué hacen para evitar lo que parece inevitable? La respuesta es: NADA. Bueno, rectifico: MANDAR. Mandar que los demás hagamos esto y, en general, disminuyamos nuestra huella de carbono. Está genial lo que nos piden, porque parece que nacemos, además de con el pecado original, con el sello de individuos-que-contaminan.

Si: debemos cuidar de nuestro entorno. Prometo, señor usted, que lo voy a hacer. Pero, tío, no me vaciles mucho porque el verdadero causante de que nos estemos cargando el mundo no soy yo, ni mis amigos, ni Granada, ni siquiera España entera. Eres tú y los tuyos, que sois incapaces de poner reglas a los grandes y ahogáis a los chicos con una hiperresponsabilidad insoportable.

Si: voy a reciclar. Voy a cuidar más el medio. Pero, ¡qué narices! no soy el culpable de que el planeta esté a punto de joderse. No me agobies, señor poderoso, con tu discurso que trata de aparentar, echando el 95 por ciento de la responsabilidad en quienes, en realidad, tenemos en nuestra mano solo el cinco por ciento de la solución. Asumo mi parte. Pero no más. Señores poderosos del mundo que queréis seguir haciendo negocio a costa de que mi conciencia cargue con vuestra culpa: ¡ya basta! ¡'Yastabien'!

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios