Cámara subjetiva

Ángeles Mora

La investidura

FUERA hipotecas, que están muy caras, ha dicho Zapatero, ahora voy a salir presidente con los solos votos de mi partido y no me voy a atar, de entrada, con ningún compromiso que pueda velar la foto de alegría de mi segundo mandato. Que no me empiecen a morder desde el principio, que ya soy gato escaldado. Así que ha decidido empezar la tarea con sus manos libres. Al menos de cara a la galería, porque pactos va a haber naturalmente, como ha habido y habrá conversaciones. Todo se andará. Mas de momento ha preferido el "honor" de ser el primer presidente electo que no sale investido en la primera vuelta de las votaciones. Mejor solo que mal acompañado.

Peor lo tiene Rajoy, sintiendo en su cuello el aliento intrépido de doña Esperanza Aguirre, que anda sobrada y sin morderse la lengua delante de nadie. Se nota que tiene escuela y poderío para montarse un discurso que era una daga hecha de retórica envolvente y demagogia subterránea. Un discurso que dejó sin habla al jefe -a día de hoy- de la oposición. Se lamentaba la presidenta de la Comunidad de Madrid de la imagen ofrecida por el PP en la pasada legislatura. Ay, todos hemos lamentado la oposición ejercida por el PP en los últimos cuatro años, aunque no por las mismas razones, seguramente. Para ella lo que le ha faltado al PP ha sido saber vender su ideología verdadera. Pregona que el PP es el partido más moderno de España, el que no tiene ataduras con el pasado, el partido de la España de hoy. Sí, deben ser los más modernos, es decir los más superliberales. Tampoco se puede negar que el conservadurismo es de ultimísima moda, lo que sí pongo en duda es que el PP no sea heredero del franquismo. Si empezamos por Fraga…

Y si Zapatero se ha visto obligado a volver el viernes y Rajoy anda sobre ascuas, no digamos cómo lo tiene Llamazares, solo como un alma en pena en el infierno de la desesperación. Izquierda Unida, según parece, está herida de muerte. Ahora haría falta una nueva izquierda unida y los viejos capitanes deberían rendir sus espadas, aunque luego muestren orgullosos sus heridas de guerra. Y el caso es que hay un inmenso hueco más allá del PSOE que la izquierda debería ocupar para defendernos ante esta ola de liberalismo exacerbado, teniendo en cuenta, además, los gravísimos problemas sociales que se están originando en nuestro mundo y que no parece sino que lleven el camino de agravarse. Y el caso es que hay mucha gente de izquierda que no sabe adónde acudir. Hasta al PSOE le vendría bien no ensimismarse tanto.

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