Estamos siempre quejándonos de que Granada no tiene peso político fuera de sus dominios. Muchas veces ni siquiera los granadinos están a los mandos de sus designios políticos. Pero el nombramiento de Sandra García como nueva delegada del Gobierno de Andalucía, más allá de lecturas madrileñas y sevillanas sobre esta designación, es positiva para esta provincia por encima de ideologías y de pensamientos localistas. Es positiva porque cuando tenga que actuar en temas propiamente granadinos conocerá el terreno y porque si esta provincia sale perdiendo de manera injusta en aquello que llaman equilibrio territorial, ella debería defenderla como al resto de las siete provincias. Desde luego, Sandra García nunca ha escondido sus orígenes y ha proclamado siempre su espíritu jameño como buena alhameña y la importancia de conjuntar los desarrollos urbanos y rurales en las políticas. Las razones de su elección las sabrán en Madrid y, probablemente, en Sevilla, pero que sea una granadina la primera mujer delegada del Gobierno de Andalucía es algo a destacar. El último granadino que ocupó ese cargo fue un tal José Torres Hurtado, nacido en Píñar.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios