Otra vez el pulso de la calle volvió a demostrar que no hay político ni partido ni sistema que sea tan fuerte como el conjunto de la sociedad civil organizada. Una lección que nuestros representantes públicos deberían tomarse muy en serio en lugar de jugar a los cálculos electorales. El 8 de Marzo en Granada superó todos los récords, con más de 60.000 mujeres, y también hombres, congregadas en el centro de la capital. El año pasado fueron 40.000. El exponencial crecimiento en el número de manifestantes está fuera de toda duda. Además, centenares de granadinas secundaron una huelga que pone de relieve que el reto de la igualdad real no puede esperar más. El 8 de Marzo rubrica un nuevo triunfo del feminismo, el principal faro en la lucha contra el stablishment que encontramos en la actualidad. Pocos o muy pocos imaginaban hace menos de una década esta toma de conciencia colectiva de las mujeres, relegadas históricamente a un segundo plano y dispuestas a todo para romper el techo de cristal. La de ayer fue otra movilización de cuantas deberían hacer reaccionar ya a los estamentos de poder.

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