El gran negocio del juego ha puesto al deporte en su punto de mira ante la pasividad de políticos y directivos. Las grandes casas de apuestas patrocinan a casi la totalidad de equipos de Primera División, el Granada incluido. En un plano más modesto, el mundo del juego se ha hecho visible en el baloncesto de la ciudad, pues un casino de próxima apertura se ha convertido en patrocinador del primer equipo de la Fundación CB Granada, el Covirán. Sin duda juego se está convirtiendo, sino lo es ya, en una droga que está haciendo mucho daño a no pocos jóvenes e, incluso, niños. Y por ende, a familias enteras. Hace unos meses, el conocido juez de menores Emilio Calatayud denunciaba la machacona publicidad del juego y casas de apuestas y dijo no entender como los legisladores no toman cartas en el asunto, tal como en su día hicieron con el alcohol y el tabaco. Este hecho en concreto fue denunciado por la plataforma Granada Actúa antes del partido entre el Covirán y el Marín. La realidad es que juego es una lacra que no se conjuga bien con el mundo del deporte, que dice defender otros valores.

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