palabra en el tiempo

Alejandro V. García

El jueves cae en lunes

LA obsesión por recortar promete muchos y muy sugestivos sinsentidos. Unos catastróficos y otros pintorescos. En la Generalitat catalana han descubierto excesos en el gasto de papel higiénico y han decidido racionar los metros por escolar o, lo que es lo mismo, por intestino social acumulado. En otras comunidades insisten en depurar el gasto en política hasta el extremo de eliminar las cámaras de representación. Si aceptamos fulminar el Senado y funciona acabaremos también con el Congreso. La dictadura es la forma más económica de gobierno. A ver ¿para qué sirve una cámara de representantes si hay un partido con mayoría absoluta? ¿Cuánto vale una hora infructuosa de debate con una oposición en minoría? ¿Cuánto un día de luz en el Parlamento, una decena de bedeles, mazos y mazos de folios?

La CEOE, aprovechando la conexión ideológica con el partido de Rajoy, prepara una batería de propuestas de indudable carácter catastrófico para la economía de millones de trabajadores, pero hoy, como es un día cálido, emparedado entre los acogedores muros de dos festivos, nos centraremos en las iniciativas pintorescas. La CEOE quiere que el Jueves Santo se celebre el lunes. En su afán de acabar con los puentes, la patronal ha enviado a los sindicatos un propuesta para convertir en lunes la mayoría de las festividades intermedias, incluidos los jueves santos, aunque para ello haya que corregir los Evangelios, y trasladar las penalidades de los azotes, la crucifixión y las Siete Palabras al lunes. El Domingo sale Jesús en la borriquilla; el lunes mueren sin preámbulos; el martes vuelve al Huerto de Los Olivos, el jueves invita a la cena ritual; y el sábado, de repente, resucita, como si fuera un efecto de una digestión pesada.

La derecha económica es capaz de cargarse el turismo, volar la hostelería y destrozar el guión de las Escrituras por llenar la bolsa. Lo extraordinario, sin embargo, es el silencio que ha seguido a la disparatada propuesta de la CEOE, como si nadie se atreviera a contradecir a una patronal tan revestida de poderes que se arroga el derecho de corregir a los evangelistas. Nada dicen los empresarios andaluces pese a que el turismo y la ingeniería de los puentes festivos es uno de los escasos recursos que le quedan para explotar; nada dice tampoco la madre Iglesia, como si el santificación de las fiestas fuera cosa de la CEOE; nada dice el sector turístico y nada dicen, en fin, los mismísimos nazarenos y las cofradías en que están encuadrados. ¿Votará el PP de Torres Hurtado la propuesta del PSOE contra la supresión de los puentes festivos o preferirá que los jueves se transformen en lunes antes que el consenso?

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