Quousque tamdem

Luis Chacón

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El juguetito de Garzón

Le organizaron un Ministerio en el que, como no tiene nada que hacer, anda inventándose tonterías para pasar el día

El ministro Garzón es como el niño chico al que se le da un periódico viejo y unos lápices para que no moleste a los mayores. Su juguete es la carterita que se creó exprofeso para que el líder de la histórica IU, ahora hermano pequeño de Unidas Podemos, se sentara en el Consejo de Ministros. Y como ha quedado patente en la crisis de gobierno, esa parcelita es suya mientras perviva el acuerdo, porque si sigue no será por las loas que genera su gestión. Parafraseando al señor García Page, le organizaron un ministerio en el que como no tiene nada que hacer, anda inventándose tonterías para pasar el día.

Ahora le ha tocado a la carne como antes fue a la pérfida azúcar. La insistencia en imponer su visión vital, en absoluto mayoritaria, y sin coordinarse con las políticas generales del gobierno empieza a ser, más que llamativa, ridícula. Si fueran campañas de concienciación sanitaria, no le competen y las de mejora de la producción, corresponden a Agricultura porque, en definitiva, su ministerio debería centrase en que se cumple con la normativa vigente. Resulta patético ver a Consumo pidiendo que no probemos la carne por el bien del medio ambiente mientras Asuntos Sociales nos recuerda que hay niños que no la prueban. Las carnes que más se consumen son pollo y cerdo, sencillamente porque son las más baratas. Aunque igual el ministro piensa que todo el mundo almuerza buey de Kobe. Si la producción cárnica se grava directa o indirectamente, perjudicará a las rentas más bajas cuya dieta volverá a ser de supervivencia. Algo ya superado. O eso creíamos. Si lo que se quiere es reducir la contaminación, podría el ministro abogar por la creación de plantas de biogás que usen como materia prima esos desechos. Pero no, lo suyo es el veganismo porque es moda. Por no hablar del manido recurso a los expertos, que en el último medio siglo han llevado al aceite de oliva del cielo al infierno en demasiadas ocasiones.

El problema del ecologista urbano es que cree que los bosques son como el parque de su barrio, los leones como Simba y todos los animales salvajes como su perro que come pienso macrobiótico. Al menos, los baby boomers crecimos viendo 'El hombre y la Tierra' del amigo Félix y sabemos que el lobo tiene su poquito de mala idea y que la selva no es un lugar donde pasear alegremente porque los depredadores ni cantan, ni bailan 'Hakuna matata¡. Y es que Walt Disney ha hecho mucho daño.

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