El legado de Catalina la Grande

El Palacio de Invierno se convirtió en una de las mayores instalaciones culturales: El Hermitage

Durante el siglo XVIII la emperatriz Catalina la Grande planificó la apertura de Rusia a Europa y estableció como prioridades las ciencias y el arte. De ahí que matemáticos como Euler, filósofos como Voltaire y multitud de obras de famosos autores como Murillo, Rembrandt o Rubens siguieran la senda marcada por esta mujer. El Palacio de Invierno, sede del imperio, se convirtió en una de las mayores instalaciones culturales que existen y hoy luce con nombre propio en el panorama internacional: El Hermitage. Por ello, tras implantar sedes internacionales en Amsterdam, Londres y Las Vegas, el simple hecho de contactar con Málaga a través de su primer representante es un orgullo para la ciudad y una oportunidad que debe ser apoyada.

Ya son muchos los años que nos separan de aquellos primeros compases, donde las rencillas de la nobleza sevillana y la presión de muchos malagueños lograron impulsar los museos Picasso (2003), Revello de Toro (2010) y Carmen Thyssen (2011). A partir de ahí otras instituciones internacionales se rindieron al potencial cultural de esta ciudad y llegaron nuevas realidades como el Centro Pompidou o el museo Ruso San Petesburgo (2015). Pero una superciudad, como bien la definiera recientemente el arquitecto Alfonso Vergara, tiene una dinámica de evolución constante. Por ello las oportunidades que suponen otras instituciones artísticas como el Museo del Prado o el Hermitage deben ser permanentemente exploradas. Al final es importante entender que el turismo cultural se desplaza principalmente hacia aquellos lugares donde existan mayores y mejores concentraciones museísticas, y Málaga está a la vanguardia de este fenómeno. Lo que sí sorprende son aquellos partidos que se han postulado en contra. Es evidente que un ciudadano siempre votará a aquel político que ponga los intereses de su ciudad por delante de los que le impongan sus superiores ideológicos. Pero apoyar a Sevilla como destino idóneo para que su alcalde socialista no se moleste, o decir que Barcelona es la preferida para no incordiar a la lideresa ciudadana, son declaraciones de los que parecen no querer nunca gobernar Málaga. Nuestros líderes deben observar que tanto la Mobile Week en noviembre como la consulta del Hermitage son signos de que vienen tiempos en los que el mundo ve a Málaga como sustituta natural de Barcelona, y eso implica, naturalmente, su cocapitalidad andaluza.

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