Res Pública

José Antonio Montilla

montilla@ugr.es

El legado de Lorca

Para esto sirve la política. Para encontrar soluciones mediante el diálogo, en lugar de lanzar exabruptos buscando titulares

El acuerdo para la llegada del legado de Lorca a Granada es una gran noticia tanto para la ciudad como para el propio legado.

Granada va a poder sentir a Lorca vivo a través de esos cinco mil documentos, con sus manuscritos, sus dibujos, sus fotografías o sus partituras. Los miles de turistas que cada año vienen a Granada no sólo buscan la Alhambra o el Albayzín sino también las huellas de uno de los grandes poetas universales, como en Salzburgo se busca a Mozart o en Praga a Kafka. Cada día me sorprendo al observar los grupos de turistas que se detienen ante la Facultad de Derecho simplemente para ver el edificio en el que estuvo detenido antes de ser trasladado para su ejecución.

Lo importante del legado, y del Centro Lorca, es que permiten acercarse a la obra de un artista único, más allá del relato de su vida y muerte. El Centro Lorca adquiere con el legado todo su significado y se convierte en un lugar de visita inexcusable pues muestra al Lorca que cualquier ciudadano del mundo quiere conocer. Eso es positivo para Granada, para su imagen de ciudad cultural. Pero también lo es para el propio legado, cuyo sentido es salir a la luz para el disfrute de millones de personas de todo el mundo que se emocionan con la poesía, el teatro y la prosa de García Lorca.

Si he entendido bien los términos del acuerdo, parece que se ha buscado una adecuada solución jurídica a un problema enquistado. En primer lugar, se han aclarado las cuentas de la encomienda de gestión y de ello ha resultado una deuda de un millón de euros de la Fundación García Lorca con el consorcio formado por las distintas administraciones que han contribuido a la construcción del centro cultural. A continuación, para saldar esa deuda, los propietarios dejan en usufructo durante tres años como dación en pago el legado, unos bienes que son propiedad de la Fundación y están valorados en 20 millones de euros. Luego, transcurridos esos tres años, el legado pasará a ser propiedad de una Fundación pública, a la que se incorpora la propia Fundación Lorca.

Para esto sirve el Derecho. Si hay voluntad de acuerdo, los juristas buscan la forma de articularlo. Y para esto sirve la política. Para encontrar soluciones a los problemas mediante el diálogo, en lugar de lanzar exabruptos buscando efímeros titulares. Sin conocer la letra pequeña, parece que estamos ante un acuerdo win win, en el que ganamos todos.

Una buena noticia para endulzar la Navidad. A ver si pronto llega también la del acelerador de partículas, que va por buen camino, porque al AVE no se le espera.

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