Ala vejez viruelas sale el Tribunal Constitucional con que el confinamiento domiciliario al que fuimos sometidos durante el primer estado de alarma decretado cuando a todos nos pilló a contrapié el coronavirus, incluidos unos gobernantes que, quizá, deberían haber estado más atentos a lo que pasaba en China, primero, y en Italia, después. Muchos granadinos, como la mayoría de los españoles, se pasaron unos meses que se hicieron eternos saliendo sólo a los balcones para el aplauso de las ocho. Seguramente, la crisis sanitaria era tan grave que era necesario tomar tal decisión, pero el Constitucional deja claro que derechos fundamentales como el de libre circulación y reunión fueron suspendidos y no limitados, por lo que hubiera sido necesario declarar el estado de excepción y no el de alarma. La resolución ha llegado a toro pasado y sólo afectará a los multados, lo que hace pensar que el Constitucional, tan rápido para otros asuntos, debería haberse dado más prisa en decidir sobre un asunto tan espinoso porque la ley está para cumplirse.

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