Santiago Abascal sabe perfectamente hasta dónde llegar, dónde parar justo un escalón antes para no llegar al discurso de líderes europeos como Marine Le Pen. Y donde él lo deja, algunos van un paso más allá, como sucedió ayer en el mitin de Vox en el Palacio de los Deportes, donde se escucharon vivas hacia el dictador recién desenterrado y vuelto a enterrar. Pero el líder de Vox sortea las veleidades franquistas de algunos simpatizantes y ha conseguido no ser 'cazado' jamás en un renuncio de este tipo, que por otra parte es el objetivo número uno de muchos entrevistadores cuando se enfrentan a este personaje. Por encima de todo, Vox protagonizó ayer el que será el acto más multitudinario de la campaña granadina para las elecciones del 10 de noviembre. Mientras Pablo Casado optó por una visita relámpago el pasado viernes, donde apenas tuvo contacto con la militancia, Vox lo ha dado todo en la cita granadina, lo que se explica como una muestra del cerrado apoyo de la dirección a Macarena Olona, la candidata al Congreso que estará ausente de la campaña por su próxima maternidad.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios