Cámara subjetiva

Ángeles Mora

Menos lobos

SIEMPRE se dijo que el hombre es un lobo para el hombre, asumiendo que los hombres son capaces de matarse entre sí a dentelladas, como lobos hambrientos. Así que no es tan raro que ahora se vuelva a utilizar al lobo como metáfora de nuestro comportamiento. O mejor, a una manada de lobos como luminoso ejemplo para una empresa que quiera optimizar sus resultados.

En el fondo, no hay mayor sarcasmo. Que vengan a la Universidad a enseñarnos a ser animales. Y es que el lobo, dentro de su cuadrilla, sabe muy bien lo que se hace. Así que fuera el hilo musical y otros condicionamientos subliminales en los que se pensó para animar a los trabajadores en su monotonía. Lo que se impone es la jerarquización y la socialización tipo manada lobuna. Un jefe, el más listo, que dirige y cuida a su grupo, y los subordinados que le obedecen y se relacionan amigablemente. Cada uno en el puesto para el que esté más dotado, igual que hay lobos que sirven para cazar y otros para guardar las crías u otros menesteres oportunos. Cada lobo sabe su rol y la posición que ocupa en la manada dentro de una socialización perfecta, ya que donde manda patrón no manda marinero. Y allí nadie rechista, ni miente, puesto que no habla.

Así que con las miradas y los gruñidos basta para salir adelante en el medio inhóspito que dominan las leyes de la naturaleza, leyes a las que se enfrentan estos benditos animales con los que San Francisco se entendía. No menos inhóspitas son las leyes del mercado libre. Aprended, pues, de los animales, les dicen a los estudiantes de Ciencias del Trabajo.

Y hasta aquí hemos llegado: como éramos pocos parió abuela. Como no había bastante competitividad en esta sociedad cada día más agresiva en que vivimos, imitemos a las fieras. Lo malo es que todo está ya inventado y las empresas/manadas de hombres/lobos se disputan ya entre sí los trozos de carne o de mercado a bocados. Y los jefes son los más listos y los que se inflan los bolsillos. Lo sabemos.

Ahora que el nuevo Congreso de los Diputados intenta presentarse algo más pacífico, ahora que estábamos casi relajados entre dos Legislaturas, que los dos grandes partidos han nombrado portavoces más serenos, que tocamos madera para que los próximos años la barca de la política navegue por aguas más racionales, ahora, para que no falten los entretenimientos, llegan los expertos con sus recetas ancestrales. Como si no tuviéramos cada día ante nuestros ojos la imagen de las dentelladas, los colmillos retorcidos, las heridas sangrantes.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios